2005: EL TRÁMITE DEL SUFRAGIO UNIVERSAL
Michelín, una señora de lentes y sonriente, como un chuky simpaticón, que mucha gente reivindica como la Evita Perón chilena, invita a que la voten (con b corta no con V larga). Sonríe– visita la gente –sonríe– se asoma a las cámaras –sonríe– repite el programa de la concertación –sonríe– responde vaguedades –adivinen–.
Joaco, un señor de cachetes musculares (por el esfuerzo de mantener la sonrisa sin descanso), también de lentes, adaptable, el hombre de las mil máscaras (con accesorios incorporados), rechifla contra el gobierno argumentando “ataque a la delincuencia”. Cuando visita una familia pobre que le cuenta sus penurias, él los escucha y al final les puede regalar una bicicleta (que aunque no se la pueden comer, les permite a los chicos salir a dar vueltas para entretenerse y tener un “momento de felicidad” entre tanto padecimiento, y de paso –cuando cogoteen al cabro chico a la vuelta de su casa– respaldará su “ataque contra la delincuencia” y contra el gobierno). Y es que él conoce “los problemas de la gente” sobretodo después de haberse asegurado puestos importantes en empresas durante la dictadura. Sin embargo, su arrastre ya no es el mismo que el de antes.
Seba, un tipo sonriente, empresario emprendedor que explota con alegría a sus trabajadores, bien peinadito, y fugitivo de la Alianza por Chile, se arrancó con los tarros y ahora le está sacando punta a su candidatura burlón de su par que era el oficial candidato hasta antes. No escatima en celulosa para lanzar papeles mojados con un lápiz bic al gobierno y la concerta, y ya se ha encaramado arriba de Joaco (entiéndase superando en votación).
Encuentre las 2 diferencias entre nuestros personajes (tiene 1 segundo para encontrarlas). Ni modo. Que no todos tienen lentes y de los que tienen lentes uno los usa con marco de cuerno de rinoceronte. Y cuáles son sus semejanzas. Aparte de que todos lucen una impecable sonrisa, que todos son marionetas de los poderosos dioses del Olimpo económico.
Dígame entonces, ¿qué se puede esperar de uno u otro?. Matices sin importancia, adornos al sistema de salud, privatización de más o menos-más empresas, limosnitas para los estudiantes, otra casucha mal construida para los deudores habitacionales, subir otra luca al salario mínimo, algún otro TLC quizás con Japón para que ahora nos extraigan nuestros recursos naturales con micro-robots, fotos pa allá y pa acá, viajes, sus buenos recortes, en fin.
Por su parte, Hirsh, es el abanderado de una mezcolanza de gente que aspira a transformaciones reales en nuestro país (aunque mucha otra no está por su vía). Pero ante esta apuesta del Juntos Podemos sería bueno hacerse algunas interrogantes: ¿con qué fuerza podrían llevar a cabo un proceso de transformación profunda? ¿qué ocurriría si –por esas fantasías cerebrales– accediesen al gobierno? ¿tendrían la fuerza de siquiera iniciar un proceso de cambios?. Lo más probable es que acabaría como Lula del Brasil moderando su programa y volviendo a la administración de lo dado para no provocar las iras de los empresarios. Ni siquiera podría pensarse en que comenzarían un camino de cambios estructurales –como en los ‘70– porque no contarían con un movimiento social fuerte y conciente como sí lo tuvo la UP (y que aún así terminaron sucumbiendo a los sabotajes de EE.UU. y la alianza de empresarios y políticos de “centro” y derecha y se desangraron bajo las balas del más fuerte bastión de este sistema: las FF.AA. y los pacos. Esto llevaría a hacerse otra pregunta ¿cómo asegurar la persistencia del proceso sin ser hechos mierda en el intento?).
En fin, las elecciones son un mero trámite para los dioses del Olimpo, aunque sumamente importante si se entiende que es el símbolo-fachada de nuestra democracia. Una votación cada tantos años y estamos listos… Y qué vamos a alegar si nuestra libertad cabe en un voto…
Por esto, votar o no votar es un problema menor. Nuestro verdadero deber “ciudadano” es más bien trabajar día a día por construir una sociedad mejor, por despertar una conciencia social en nuestra gente y así generar una fuerza verdaderamente capaz de llevar a cabo un proceso de cambios profundos.