Abriendo las cortinas

Aquel manto oscuro que enceguece aquella vitalidad libre de emoción, irracionalidad, y surrealismo. Aquel sendero que muestra la estructura dinámica, que tal vez en su omega, eran dimensiones desfragmentadas, energías oscilantes, esperando un punto de convergencia, para adentrárse a la construcción de nuevos agentes direccionales, dando forma y fondo a aquel paisaje que nos alberga.

He aquí la fuente de la vida, he ahí el fruto del conocer máximo, una invitación al esclarecer toda duda, y participar en un caos fenomenológico sin precedentes, que llama constantemente a la modificación, entre sus partes, para crear un sistema más próximo al equilibrio.

Equilibrio que jamás vera luz, por nuestra concepción dual que nos hemos estigmatizado, heredado y que trasciende eternamente.

      Creamos para ser creados por nuestros propios constructos explicativos verosímiles, con el fin de darnos un placebo de solución acorde a lo que se desea; punto climaxiado, que todo prototipo de ser humano, se ha idealizado. Aquella idealización propia y diferente de cada quien, que si bien se sabe, es producto de la retroalimentación del entorno holistico.

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