A las 8.55 de ayer, 10 minutos después de despegar el Boeing 737-500 que trasladaba a la Presidenta Michelle Bachelet a Asunción, el comandante que piloteaba la nave, Eduardo Canala, se percató de que una de las ventanillas de la cabina se había trizado durante el despegue. De inmediato, el uniformado tomó contacto con la torre central del aeropuerto y, en pleno vuelo, decidió regresar a Santiago para evitar un problema mayor en el viaje.
Era el tercer desperfecto en los últimos cuatro años del avión que, aparte de las revisiones cotidianas, en febrero había sido sometido a un mantenimiento profundo de sus principales piezas. En la administración de Ricardo Lagos se pinchó una rueda en Tahití y en España se averió un sistema de alimentación electrónico de combustible.
De ahí que Bachelet, consultada durante una rueda de prensa conjunta con su par paraguayo, Nicanor Duarte, se abrió a la posibilidad de cambiar el Fach 1: “Será un tema que probablemente en los próximos días me voy a dedicar a pensar, dada la experiencia de ayer”. Añadió que “esa reflexión todavía no la he hecho, pero se ha hablado en Chile de la intención de renovar el avión y la razón fundamental es su bajísima autonomía de vuelo, y un Presidente necesita estar el tiempo más corto fuera de su país. Cuando usted viaja, por un tema de autonomía de vuelo, se demora dos o tres días. Eso ha hecho a muchos presidentes que se planteen la necesidad de la renovación”.
Sin hablar de un posible leasing o de entregar en parte de pago el actual Boeing para adquirir otro, -como se evaluó en la administración Lagos-, Bachelet agregó que “entiendo que había una fórmula que significaba poder renovar sin que significara un costo mayor”.
Antes de que hablara la Mandataria, el vocero del Ejecutivo, Ricardo Lagos Weber, dijo que pensar en renovar el avión a partir de la trizadura de un vidrio “es estirar un poco las cosas… Esa es una discusión de más largo aliento”. En el gabinete, sin embargo, existen varios ministros que están de acuerdo con la medida y así se lo han hecho saber a la Presidenta.
Consultado por posibles fallas en la última revisión de la aeronave, el vocero dijo que “atribuir negligencias porque se triza un vidrio creo que es liviano”.
En tanto, pilotos consultados por La Tercera precisaron que las fisuras en ventanillas no son frecuentes, pero que los vidrios se renuevan en la medida en que se noten anormalidades y, a diferencia de otras piezas del avión, no se cambian cada cierta cantidad de millas.