Campesinos en riesgo de extinción

SANTIAGO - Luis Gómez Oliver, oficial principal de políticas de la oficina regional con sede en Santiago de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), dijo a IPS que “no hay ninguna posibilidad de revertir la pobreza rural” sin un aumento de la economía con esas características.
Así se señala, indicó Gómez Oliver, en el informe “Tendencias y desafíos de la agricultura, los montes y la pesca en América Latina y el Caribe-2004”, que analiza la situación del desarrollo agrícola y rural de los 33 países de la región.
Según la FAO, la inseguridad alimentaria en la zona no se explica sólo por los volúmenes de producción de alimentos sino por problemas de pobreza y marginalidad.
Además, el desarrollo agropecuario obedece tanto a variables internas de la agricultura como a “políticas macroeconómicas, la disponibilidad de infraestructura, acceso a servicios, calidad de las instituciones”, entre otros.
La mayor parte de los pobres de esta región con 590 millones de habitantes se encuentran en las ciudades, donde esa franja social representa casi dos terceras partes del total en promedio de cada país y más de la mitad de la indigencia.
Pero en términos relativos, la pobreza y la indigencia tienen una incidencia mucho mayor en el campo. Así, la pobreza afecta a 62 por ciento de la población rural latinoamericana y caribeña, en tanto que 38 por ciento es indigente, mientras que en las ciudades los porcentajes respectivos son de 38 por ciento y 14 por ciento, según los datos contenidos en este estudio lanzado el 15 de este mes por la FAO.
“En todos los episodios de crisis económica, la pobreza en América Latina aumenta, independientemente de las políticas que acompañan esa crisis, y en todos los períodos de recuperación, el alivio de la pobreza no se produce en la misma proporción que cayó durante la crisis”, explicó Gómez Oliver.
Ello, advirtió, “tiene que ver con que la crisis afecta gravemente el empleo, cuya recuperación aumenta, pero con cierta precaución, lo que genera mayor lentitud en la reactivación (económica)”.
El informe de FAO indica, además, que “el medio rural funciona como marco de absorción de desempleo y subempleo, proveyendo formas de subsistencia a la población que está marginada de las principales dinámicas del actual estilo de desarrollo”. Para Gómez Oliver, es indispensable “lograr que el crecimiento sea más incluyente y evite la fuerte concentración del ingreso que caracteriza a Latinoamérica en las últimas décadas”.
“Ello implica el diseño de una política de desarrollo que considere políticas sociales destinadas a atender la incorporación al crecimiento de la población marginada, la que constituye núcleos de pobreza dura”, explicó el experto.
Para combatir la pobreza, la marginalidad e inseguridad alimentaria del campesinado en la región, “las alianzas de países son positivas y convenientes cuando significan una perspectiva gradual hacia la apertura comercial”, sostuvo el oficial de FAO.
Aliviar sostenidamente la pobreza y la marginalidad implica aplicar “medidas que compensen el reacomodo de los agentes económicos a las condiciones cambiantes que trae la apertura comercial y no bloques de países que frenen el comercio global”, añadió.
A su juicio, uno de los problemas más graves de América Latina y el Caribe es que se mantiene como “la región del mundo en desarrollo que tiene una menor proporción de comercio externo entre sus economías, sobre todo en los países del cono sur, excepto Chile”. La mayor dificultad de los países de la región para desarrollar su sector agrícola es que “la marginalidad que enfrentan de forma individual se traduce en dificultades para integrar cadenas eficientes de agrocomercio y agroindustria”, afirmó Gómez Oliver.
El economista Manuel Riesco, del no gubernamental Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), dijo a IPS que la precariedad de las condiciones del mundo rural se relaciona “con la transformación de la forma de vida y trabajo de la población latinoamericana que, en el siglo XX, era abrumadoramente campesina y que se ha transformado en urbana”.
En este país de 15,3 millones de habitantes, la población campesina representa 13,4 por ciento del total, según el censo de 2002. Pese a esta disminución, "es en las zonas campesinas donde se dan los…

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