Quince casas de estudio superiores fueron cerradas, dejando en el limbo a sus egresados
Casi seis mil profesionales tienen títulos de universidades que ya no existen
Los 5.865 titulados de universidades como la Real, Contemporánea, Educares o Francisco de Vitoria se encuentran con el obstáculo de que el mercado cuestiona su preparación académica. Por ello, y como la autoridad no tiene herramientas legales para validar títulos o convalidar estudios, llaman a los jóvenes a informarse antes de postular.
Fecha edición: 29/06/2007 01:00
- El camino habitual para quienes estudian en universidades cerradas es que otras instituciones les ofrezcan validar el título o continuar los estudios.
Por: Elizabeth Simonsen
La última fue la Universidad de Puerto Varas. En 2005, después de varios intentos por subsanar las deficiencias identificadas por el Consejo Superior de Educación, sus propietarios aceptaron el cierre definitivo, dejando a sus estudiantes en la obligación de unirse a la sede de la Universidad San Sebastián en Puerto Montt o simplemente, perder el dinero y el tiempo invertidos.
En un país en el que sólo un tercio de la población entre 18 y 24 años accede al sistema universitario, llegar a una de estas casas de estudio supone un gran esfuerzo. De allí la desazón cuando se consigue franquear los obstáculos, pero la universidad desaparece del mapa. En esa situación están actualmente 5.868 profesionales titulados de alguna de las 15 universidades cuyo reconocimiento oficial fue revocado.
El principal obstáculo es el cuestionamiento que hace el mercado sobre la calidad de su formación académica. Como dice Maureen Honour, del área Selección de Laborum: “La remuneración y la facilidad para encontrar trabajo dependen de la universidad”.
En la historia de la educación privada se han abierto 50 universidades. De éstas, 31 lograron la autonomía, cuatro están en proceso de licenciamiento (Miguel de Cervantes, Regional San Marcos, De Rancagua y Chileno-Británica) y 15 ya cerraron.
Algunas lograron cierta trascendencia como la Educares, que tras 11 años logró tener 23 carreras y casi 3 mil alumnos; y Las Condes, comprada después de 10 años por la UDD. Pero hay otras que están casi olvidadas, como la Indoamericana, en Puente Alto, la primera que cerró tras cuatro años y que nació de un grupo de académicos de la UDP.
El Mineduc recibe dos mil requerimientos al año de documentos que acrediten su paso por la universidad. Esto, porque los certificados, títulos y concentración de notas quedan en manos de la autoridad, luego de la desaparición de la institución.
Porque para muchos de los 12 mil jóvenes que estudiaban en esas universidades cuando fueron cerradas y que no pudieron egresar, la ley no ofrece soluciones. Lo habitual es que otras universidades absorban la matrícula y ofrezcan planes de revalidación del título para los egresados. Pero son pocos los que los toman por el alto costo o por las exigencias académicas de las nuevas instituciones. “Es importante que los jóvenes se fijen bien antes de matricularse en una universidad, sobre todo quienes vienen de quintiles más bajos, que no tienen quién les diga cuál es mejor”, dice Julio Castro, jefe de educación superior del Mineduc.
Instituciones cerradas
Universidad
Comuna
Matrícula
Nº de carreras
Año de cierre
U. Indoamericana Puente Alto 140 2 1994
U. Contemporánea Arica 345 10 1997
U. Real Santiago 600 7 1996
U. Santa Cruz de Triana Santiago S/I 6 1996
U. de Temuco Temuco 2600 10 1999
U. de las Condes Las Condes 1600 7 2000
U. Educares Rancagua, Viña, Stgo. 2800 23 2001
U. Fco. de Vitoria Santiago 610 5 2001
U. Regional El Libertador Rancagua 370 8 2002
U. Mariscal Sucre Santiago 640 7 1998
U. San Andrés San Miguel 1250 9 2003
U. José Santos Ossa Antofagasta 1060 11 2005
U. Fco. de Aguirre La Serena 1100 10 2005
U. Puerto Varas Puerto Varas S/I 3 2005
U. Europea de Negocios Santiago 7 1 2005
Fuente: CSE, Indices
Dato clave
- Mineduc
En el Mineduc se puede solicitar constancias de títulos y/o grados obtenidos en instituciones cerradas, concentración de notas y mallas curriculares. - Dónde
En el número 600 del Mineduc, en la región Metropolitana, o en los seremi.
Ex estudiante de la U. Contemporánea
"Nos sentimos defraudados"
“Hicimos protestas, nos tomamos la universidad. Entonces nos hicieron un programa especial en la U. de Tarapacá”, Marlene Carrasco, ex estudiante U. Contemporánea.
Era la primera universidad privada del norte. El panorama sonaba ideal para unos 300 jóvenes que se matricularon con gran esfuerzo en las nueve carreras que ofrecía la U. Contemporánea, de Arica. Como Marlene Carrasco quien enseñaba softwares a los ministros y funcionarios del Poder Judicial para financiarse los estudios. “Por eso, cuando nos enteramos por televisión que la iban a cerrar, nos sentimos defraudados. Ellos (la administración de la universidad) sabían y nunca nos dejaron de cobrar”, cuenta Marlene, a quien el cierre en 1997 la sorprendió en tercer año de Periodismo.
“Hicimos protestas, nos tomamos la universidad y un grupo viajó a Santiago a reclamar. Entonces nos hicieron un programa especial en la Universidad de Tarapacá, donde nos convalidarían los estudios”. El programa era igual para todos: duraba dos años, con malla curricular, profesores y aranceles nuevos. Pero era tan exigente que si alguien reprobaba el examen final de un ramo, perdía toda la carrera. Fue lo que le pasó a ella y a casi la mayoría de sus compañeros.
“Quería dedicarme al periodismo deportivo. Mi idea era ir al Mundial de Corea-Japón, así es que igual partí, pensando trabajar allá, pero como no tenía título, terminé dando clases de español”, dice Marlene, quien ahora está dedicada al turismo junto a su marido.
Titulada de la Educares
"Es como sentirse discriminada"
“No la ubican (la universidad) o simplemente te dicen: ah, la universidad que cerró”, María José Araya, educadora de párvulos de U. Educares.
La universidad era conocida por formar buenas profesoras. Fue lo que inspiró a María José Araya a matricularse en la Educares de Viña del Mar en 1995. Acababa de titularse a finales de 2000, cuando a los pocos meses -en febrero- se enteró que a la universidad se le revocaba su reconocimiento oficial. “Imagínate, toda la ilusión, recién egresada y la plata perdida. Pero fuimos tontas, porque no reclamamos, después, cuando quisimos hacer algo, la UNAB nos ofreció revalidar el título, pero había que pagar bastante y nadie tenía plata”, cuenta María José.
Pese a que ella trabaja en un jardín infantil en Reñaca, confiesa que tener un título de una universidad que ya cerró ha sido un obstáculo para acceder a un trabajo mejor. “No la ubican o simplemente te dicen: “ah, la universidad que cerró”. Creo que especialmente en colegios es más difícil. Es como sentirse discriminada”, dice.
Por eso, la mayoría de sus compañeras tuvo que especializarse o abrir un jardín propio para acceder a una buena remuneración. Fue lo que hizo la propia María José, quien realizó un postítulo en psicopedagogía en la UNAB y trabaja como psicopedagoga particular en las tardes.