[B]Perú suspende cooperación entre FF.AA. y agudiza crisis con Chile[/B]
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El gobierno peruano decidió suspender los acuerdos de cooperación entre sus Fuerzas Armadas y las chilenas, además de rechazar -de momento- la invitación hecha ayer por la Cancillería a un diálogo en el marco del mecanismo “2+2” (reunión de cancilleres y ministros de Defensa de ambos países), en un nuevo coletazo de la crisis diplomática provocada por la denuncia de venta de armas a Ecuador en 1995, hecha por el ex general ecuatoriano Víctor Bayas, prófugo de la justicia de su país.
Las drásticas medidas fueron dadas a conocer anoche por el primer ministro peruano, Carlos Ferrero, quien fue el encargado de escalar el conflicto luego de que, durante la tarde, La Moneda decidiera suspender una visita que el comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, realizaría a Lima el domingo, además de descartar la recalada en Callao del buque escuela Esmeralda.
“Se ha creído conveniente que los acuerdos de cooperación y confianza de carácter bilateral entre los institutos armados de Perú y Chile queden en suspenso”, dijo Ferrero, quien anunció también que su gobierno ordenó el regreso inmediato desde Marruecos del canciller Manuel Rodríguez Cuadros. Esto frustra el encuentro que iban a sostener Rodríguez e Ignacio Walker en ese país, donde ambos asistirían a una reunión en la que el chileno intentaría dar una señal de distensión a través del diálogo.
Además de recalcar que la denuncia de Bayas será investigada en su país, Ferrero aseguró que “hay indicios preocupantes que pondrían en riesgo la calidad de garante a la que se había comprometido Chile”, en referencia al papel que cumplió el país durante la denominada “Guerra del Cóndor” entre Perú y Ecuador.
El primer ministro remató su declaración anunciando la suspensión de la visita del jefe de la Armada de Perú, Jorge Ampuero Trabucco, invitación que había cursado la Marina chilena.
Preocupación en Chile
En Cancillería reconocieron que la dureza de la respuesta peruana dificulta los esfuerzos por atenuar la discusión. Sin embargo, dicen que la decisión obedece más al tenso escenario por el que atraviesa el gobierno limeño y que la suspensión del “2+2” no cierra las puertas a esta propuesta. Sin embargo, más allá del monitoreo que hasta altas horas de la noche realizaban tanto en Cancillería como en Defensa, la situación será evaluada hoy por La Moneda.
La respuesta de Ferrero frustró los intentos que durante todo el día realizó el gobierno para cerrar el conflicto con Perú. La escalada, sin embargo, partió temprano, con el profundo malestar que provocó en La Moneda la respuesta de Lima, donde consideraron insatisfactoria la investigación de Defensa sobre la denuncia de Bayas.
La explicación dada por el ministro Jaime Ravinet, quien garantizó que desde septiembre de 1994 no se ha concretado ninguna venta a Ecuador, fue insuficiente para el gobierno peruano, que ayer citó a su Consejo de Defensa Nacional para analizar el tema.
Por estas razones, en horas de la tarde el Presidente Ricardo Lagos ordenó un comunicado de tres puntos. La declaración fue interpretada como una señal a las autoridades peruanas, en cuanto a que Chile no escalaría un episodio que el gobierno peruano intentaría aprovechar para sortear dificultades internas, pues el Presidente Alejandro Toledo debía declarar ante una comisión parlamentaria por una presunta falsificación de firmas para la conformación de su partido Perú Posible. También se teme que se esté intentando perjudicar la postulación de José Miguel Insulza a la OEA.
En el primer punto del comunicado se invitaba a Perú a establecer un diálogo, en el marco del mecanismo “2+2”. Este encuentro de ministros es la segunda más alta instancia bilateral después de una cita de Presidentes, y no se ha realizado desde fines de 2001. En el segundo, el gobierno dice que, mientras no se concrete ese diálogo, es conveniente postergar la visita de Cheyre. Y en el tercero, se informa la suspensión de la recalada del Esmeralda.
Si bien esto es calificado en círculos uniformados como una señal de molestia, en el gobierno también señalan que se pretendía evitar que Cheyre y el Esmeralda se vieran expuestos a situaciones incómodas.
La reacción peruana había sido monitoreada minuto a minuto por el gobierno chileno. Sin embargo, ya las primeras señales alertaban que Lima buscaría levantar el conflicto. De hecho, el martes el embajador chileno en Perú, Juan Pablo Lira, fue citado por la Cancillería peruana para expresarle en una nota diplomática la “preocupación” por la denuncia de Bayas.
A primera hora de ayer Lagos y el vocero del Ejecutivo, Francisco Vidal, intentaron dar por cerrado el episodio y no seguir escalando la crisis. “Esos temas los está viendo Defensa con RR.EE. y yo los dejaría allí”, dijo Lagos. Sin embargo, ayer al mediodía las declaraciones limeñas molestaron al gobierno.
“Esperemos que el gobierno de Chile realice las investigaciones con transparencia. Esperamos que en el ánimo de las muy buenas relaciones con Chile, se proceda a la investigación actualizada y no sólo a la revisión de antecedentes” afirmaba Rodríguez Cuadros. A la vez que el vicepresidente peruano, David Waisman, pedía compensaciones económicas si se comprobaba la denuncia. La posterior citación del Consejo de Defensa sólo acentuó la molestia chilena.
Canales abiertos
La dura determinación peruana se produce cuando las relaciones entre militares de Chile y Perú atraviesan por sus mejores momentos de las últimas décadas.
De hecho, fuentes de Defensa dijeron que van a esperar que el tema decante y que, a su juicio, las últimas declaraciones de Ferrero son aún “difusas”, ya que no especifican qué se entiende por suspender la cooperación entre las FF.AA. Sin embargo, reiteraron que la comunicación con sus pares peruanos se mantiene, por el momento, a raíz de un acuerdo tácito de tener canales abiertos frente a crisis.
De hecho, la reacción inicial de Perú fue materia de discusión ayer en la tarde en una junta de comandantes en jefe, instancia presidida por Ravinet. Fuentes castrenses explicaron que la decisión de suspender las visitas de Cheyre y el Esmeralda fue una decisión política acatada por el Ejército y la Armada.
En tanto, La Moneda, además del conducto formal a través de los embajadores Juan Pablo Lira, de Chile, y José Antonio Meier, de Perú -quien ayer acudió a la Cancillería en Santiago-, ha buscado la forma de mantener otros contactos informales con Lima. Uno de ellos es el ex asesor chileno del Presidente Toledo, Esteban Silva, quien según fuentes de gobierno se ha reunido con dirigentes del Perú Posible y del Apra, dos de los principales partidos peruanos con el objetivo de poner paños fríos.
Fecha del contrato juega un papel clave
El origen de este nuevo episodio de tensión se sitúa el pasado lunes, cuando el diario El Comercio de Quito publicó una entrevista con el ex general ecuatoriano Manuel Bayas, ex jefe del comando conjunto de las FF.AA. de su país durante la llamada guerra de la cordillera del cóndor. Bayas está prófugo, y se lo investiga por la compra fraudulenta de armas a Argentina durante ese mismo conflicto.
Bayas afirmó, en la entrevista, que Chile también había vendido armas a Ecuador “durante el conflicto”. Sus dichos, si fuesen ciertos, son complejos: Chile era, junto a EE.UU., Brasil y Argentina, uno de los garantes de un tratado firmado por Ecuador y Perú en 1942 y estaba llamado a encontrar mecanismos de paz.
El ministro de Defensa chileno, Jaime Ravinet, no negó que Santiago haya vendido armas a Quito, porque efectivamente en 1994 comercializó unas 500 mil balas de nueve milímetros. Lo que buscó Ravinet fue insistir en que esa transacción fue fruto de un contrato firmado por los dos países el 12 de septiembre de 1994, es decir, al menos tres meses antes de que comenzaran las hostilidades en la cordillera del cóndor.
La precisión es clave, porque Chile y los demás garantes, recién iniciados los enfrentamientos, impulsaron en la ONU un embargo a la venta de armas a los dos países.
Las explicaciones de Ravinet, que se comunicó el martes con su par peruano, Roberto Chiabra, para aclarar el tema, no despejaron las dudas en Perú. Eso puede estar ligado a que Ravinet, si bien determinó la fecha del contrato, fue impresiso respecto de cuándo exactamente salió el cargamento desde Chile a Ecuador (“Fue días después”, dijo). En Defensa afirman que la renuencia a revelar la fecha de embarque se debe a razones de seguridad e inteligencia, pues esa información podría dañar la reserva con que Famae y otros fabricantes de material bélico en Chile hacen sus transacciones.
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