Han sido días extraños por estos lados, frenéticos, caóticos.
El viernes por la noche (La madrugada del sábado para ser exacto), me encontraba viendo una película con un amigo de medicina de la udeantofa. Ibamos a salir a carretear, pero ese viernes estuve tres horas en el gimnasio, así que estaba lo suficientemente cansado como para desistir de mi idea de mambo, al menos para esa noche (posteriormente supe que en la disco a la que eventualmente iríamos murieron 11 personas). Pasadas las 3 y media de la mañana se empieza a mover el suelo y, como buen chileno, uno suele estar acostumbrado a este tipo de episodios, de manera que seguimos viendo la película unos segundos esperando, lógicamente, que esto fuera un temblorcito de esos con los que estamos tan familiarizados, mas no se detuvo, se intensificó de a poco, con tal fuerza que se vinieron al suelo el refrigerador, el microondas, muebles y comedor… Los segundos dieron paso a los minutos, que se hicieron eternos, parecían horas, me dije; “esto es grave” cuando se cortó la luz y empezaron a sonar las alarmas de los autos. Desde mi ventana se podía ver la planta refinadora de Petrox ardiendo en llamas, luego supe que en caso de emergencia quemaban el combustible para así evitar daños mayores. Caminé a ciegas tratando de llegar a la escalera que da al primer piso de mi casa, el piso aun se movía, fuerte, intenso, violento, y desde arriba se escuchaba la quebrazón de loza y de las botellas remanentes del carrete de la noche anterior, cuando logré llegar abajo, todo era un desastre, si bien es cierto, mi casa no sufrio daño alguno, lo que había dentro de ella estaba todo revuelto. Para cuando logré salir seguía temblando, sutilmente, pero seguía temblando, recuerdo que miré al Cielo y lo único que atiné a decir, no Diosito, a Chile no.
Los vecinos estaban saliendo en su auto, mi amigo y yo queríamos salir de mi casa, para hacerles una idea, Concepcion es como un santiago a escala y con mar, hay varias comunas juntas, y yo estaba en Hualpen, que hasta hace algunos años era parte de Talcahuano (Sí, ese mismo puerto arrasado por el tsunami), y si bien es cierto esta comuna está a algunos kilómetros del mar, este se encuentra lo suficientemente cerca como para asustarse.
Desde Hualpén salimos con mis vecinos y mi amigo hacia Concepción, debo reconocer que de noche no se veía la destrucción que empapeló los medios de comunicación los días venideros, pero se veian muchos autos en las calles y un completo despelote vehicular de ir y venir hacia todas partes. Al llegar a conce, despues de 10 o 15 minutos de viaje, solo tenía mi celular sin señal y una radio a cuerda que no sintonizaba radio alguna, excepto la Bio Bio, que fue mi fuente de información durante mas menos una semana. Me quedé en el centro mismo de conce, esperando que amaneciera, justo donde yo estaba, había un supermercado santa isabel. Los medios dicen que los saqueos empezaron a las 7 y media, yo vengo a desmentir eso, empezaron a las 4 y media - 5, aun de noche y aun en medio del caos. Y aquí me quiero detener, este es el punto que me motiva a escribir hoy acá. Observé como gente de todas las clases sociales, en autos, vehiculos 4x4 o dentro de los mismos carros de supermercado, sacaban desde una java de cerveza hasta el más inverosímil refrigerador. Muchos observábamos atónitos como aquel chile de gente civilizada que creíamos superlativo en el contexto latinoamericano, caía en actos de bandalismo innecesarios, asquerosos, vomitivos, que rayaban en lo obsceno. Cuando eran las 7 de la mañana se empezó a vislumbrar el resultado de la catástrofe, semáforos en el suelo, gente lesionada que en algunos casos yo mismo ayudé a asistir, y el supermercado…total y absolutamente vacío. Emprendí el viaje de retorno a mi casa, desde Concepción y caminé desde las calles más céntricas a las más periféricas, el panorama era desolador, mas no destructivo, y aqui me detengo nuevamente porque desde mi perspectiva se ha magnificado el evento, yo tengo luz, me llegó hoy…Pero en gran parte de Conce y hay agua. Debo ser justo sí en reconocer que edificios nuevos estaban en el suelo, muchos de los cuales eran las viviendas de amigos y compañeros mios que arrendaban para vivir durante el período de clases. De vuelta a mi casa, la disco donde se suponía que iría estaba en el suelo, un puente aledaño corrió la misma suerte, Las calles estaban levantadas, muchas casas antiguas y algunas pocas nuevas estaban sin paredes, pero de ahi a decir que la octava región completa está en el suelo, creo que sería exagerar con fines mediáticos poco claros. Doy testimonio fiel de que mínimo el 95% de las construcciones (Incluidas gracias a Dios, mi casa) soportaron, al menos en Concepción y Hualpen sin mayores inconvenientes el sismo. El Caso de Talcahuano y pueblos pequeños, lo desconozco, pero creo que la situación es más compleja para esas partes.
Estuve 8 Días sin Luz, el agua todavía no me llega, tuve que hacer guardia y prender fogatas para ahuyentar a los Delincuentes mientras no llegaban los militares, he comido como las pelotas, he dormido peor, me siento sucio, Hoydia fue mi cumpleaños y sólo dos amigos (también de medicina, pero de la UdeC) me vinieron a ver, porque viven cerca y no tenía nada para ofrecerles excepto un paquete de galletas, estoy estresado y no me pude cominucar con el mundo durante 8 días, despues de las 9 no puedo salir de la casa.
Pero al menos estoy vivo, más tranquilo con el internet, avergonzado por el comportamiento de algunos compatriotas, pero tremendamente contento y orgulloso de ser Chileno. Han sido días extraños por estos lados, frenéticos, caóticos pero también llenos de Fe en un futuro menos individualista y más colectivo (al fin conocí a mis vecinos, no había tenido la oportunidad de hacerlo en los 2 años que llevo aca), menos reactivo y más proactivo. Creo que estos remezones son necesarios para traernos a tierra nuevamente, y demos gracias de que esto fue en Chile y no en otro lado, porque si Hubiera sido en Perú o Argentina, tengan por seguro que no serían 700 u 800 muertos, los contaríamos por Miles.
Leí por ahí que a Chile lo hicieron largo para que cuando una mitad se cayera la otra la ayudara a levantarse. Me despido desde el epicentro y envío un abrazo a todos mis compatriotas, sobretodo a esos que tengo por acá cerquita y que perdieron todo.
VIVA CHILE CONCHETUMARE!