[B]La propuesta cinematográfica y el lenguaje evaluativo derivado.JesRICART[/B]
Antonio Tabuchi dice de la literatura que es un poco el heroísmo inútil. Ha habido distintos tipos de predicadores en el desierto y predicas que comparten las zetas (zzzzz…z) run-runantes en los endocráneos de los asistentes. Mientras el predicado sea simple (2+4=4 o el blanco es el color características de las masas de hielo de la Antártida o el color negro en el vestir estiliza la figura o hay lectores que mueven los labios mientras leen) el predicador estará de suerte: su público entenderá lo que quiere decir. En cuanto empiece a hacer cabriolas con sus oraciones, elongue unas y embuta otras dentro de las anteriores, cambie de tiempos conjugacionales y haga piruetas lingüísticas por matizar sutilidades que escapan a la primera descripción o por el puro placer lingüístico de las combinaciones entonces verá su desasistencia por un auditorio resistente a la avalancha terminológica. Algunos sustituirán sus zetas por sus signos de exclamación, la mayoría por los interrogantes. La cosa no es grave. Al circense que hace piruetas en el escenario con anillas y más anillas o con mazas cuenta en que su público identificará los objetos con los que trasiega pero no en que lo emule inmediatamente. Si alguien quiere hacer una proeza semejante además de identificar los objetos volando tendrás que aprender la pericia para hacerlos volar. Lo mismo pasa con todo lo demás y por supuesto con las palabras. El lenguaje se compone de palabras y las palabras son identificables pero no todo el mundo alcanza su significado contextualizado en frases largas, mucho menos en estrofas,aparentemente, interminables. Lo cierto es que todo termina y esta anotación también lo va a hacer en breves. El trabajo de explicación no es suficiente si se carece del de motivación para entenderla.
Las propuestas cartesianas y en general la ciencia adaptacionista propone la simplificación de frases. Eso se hace inviable cuando a los descriptores (los elementos de los que se componen los relatos y las descripciones en general) se les añade o quiere añadir los interpretadores (elementos de evaluación estableciendo correlaciones y juicios). De las frases mas simples se vienen derivando desarrollos verbales interminables. El hecho de tener un predicado memorizado o una afirmación simple como caballo de batalla (cogito ergo sum) no significa que se entienda su significado. Tratar de explicarlo puede derivar hacia interminables sopas de letras o lenguajes magníficos según sea de quien se trate el comensal.
El análisis cinematográfico tiene dos tipos de seguimiento: el que valora más la técnica, los planos, las luces, la nitidez (o ahora los píxeles), el sonido, el doblaje, el encuadre,…y el que valora la historia que cuenta. Mis análisis de lo cinematográfico lo son desde mi posición de espectador no de técnico de sonido, de director de imágenes o actor. La posición de espectador embutacado tambien tiene una oportunidad para la creatividad. El goce audiovisual con lo que se cuenta en una pantalla grande impacta en la caja de resonancia intima de quien tiene ese privilegio de manera diferente. Una misma historia puede ser vista como extraordinaria u obra maestra por unos y un sucesivo de imágenes incongruentes por otro. Lamentablemente la tradición de los cine-foro no ha cuajado lo suficiente. Una asamblea de palabras para hablar de lo visto y de las distintas lecturas que tiene permite saber que una historia o argumento contado contiene muchas historias según como discrimen la atencion a los datos que se van sucediendo.
Lo habitual es que de una película se refiere su sinopsis, es lo que ocupa menos porción de papel y dice las palabras justas para acreditar su interés en verla. Se trata de notas para-taquilleras. De una película, de una sola película, se pueden decir tantas palabras como las que sirvan de soporte de una conferencia erudita. Lo bueno de comentar una película es que maneja una historia prestada (a menudo ficticia) en la que no están involucrados personalmente los contertulios. Según se valoren las conductas de los personajes de la pantalla se hacen estimaciones de paso del substrato ideológico de quien esgrima opiniones. La ventaja de una discusión temática alejada por lo que cuenta y por donde es situada de la vida personal de los contertulios es que no derrapa hacia el personalismo (aunque no se puede asegurar que toda discrepancia no salte escandalosamente al campo de la emotividad). El cine, y en especial la creación artística escénica (el teatro de texto), proporciona unos materiales envidiables que pueden ser objetivados derivándose de ellos un lenguaje analítico que puede completar al mismo lenguaje escénico. La dirección y el guión de una propuesta escénica no implica el control de todas las variables a las que de a lugar, de hecho hay trabajos semiarugmentados deliberadamente que dejan la completación de la representación escénica a su representación mental en los espectadores. De su parte la critica escénica puede sonsacar elementos no concienciados por las autorías de la creación de la idea y de su puesta en escena.
El cine lo misnmo que la vida no ficticia engarza acciones e historias. Así como en la vida llamada normal el protagonista humano lo es parcial e inconscientemente de todo lo que hace, tamiben las propuestas artisticas permiten en un gran margen desmenuzar sus detalles e interpretar mensajes sutiles de la historia presentada que tal vez pasaron inadvertidos incluso en su montaje. Las conversaciones cinematográficas pueden convertirse en interminables cuando se ha disfrutado de suficiente cine y se dispone de suficiente memoria como para recordar y asi recrear mentalmente escenas y diálogos magníficos.