En la actualidad la iniciativa se aplica en 44 escuelas de las regiones Metropolitana, Quinta y Octava, llegando a más de 22 mil alumnos
Sentados en grupos de a cuatro o cinco, los estudiantes prueban varios líquidos para limpiar sus pupitres. Con algodón impregnado en diferentes sustancias logran dar con la indicada para sacar las manchas de tinta. Conversan, se ríen, preguntan entusiasmados al profesor y anotan en su cuaderno lo que les parece importante.
Son alumnos de octavo básico de la Escuela República de Italia en su clase de ciencias. Buscan saber qué son los solventes, cuál es su utilidad en la vida diaria y descubrir otras propiedades de los líquidos. En otra sala sus compañeros de sexto básico buscan probar la existencia física del aire.
Indagar en el conocimiento
Preguntas complejas, pero los adolescentes disfrutan analizando las potenciales respuestas. Esto, al alero del programa de Educación en Ciencias Basado en la Indagación (Ecbi) que desde 2003 se aplica en este establecimiento de Cerro Navia y en otras 23 escuelas de esta comuna y de Pudahuel y Lo Prado.
La iniciativa de la Academia Chilena de Ciencias, la Universidad de Chile y el Ministerio de Educación (Mineduc) ya muestra resultados: el más decidor es que “ha aumentado la asistencia a clases los días en que hay ciencias. Incluso, los viernes en que los alumnos faltan más, esta clase tiene bajo ausentismo”, dice Patricia López, profesora de Biología y coordinadora nacional del Mineduc para este proyecto.
Pionero en terreno
El doctor Bruce Alberts, hasta hace tres meses presidente de la Academia de Ciencias de EE.UU., visitó esta escuela. Es uno de los padres de este proyecto que este año se amplió a 10 escuelas de la V Región y otras 10 de la VIII, apadrinadas por la U. de Playa Ancha y la U. de Concepción.
“Da gusto ver niños entusiastas participando, que aprenden involucrándose, lo que genera un conocimiento que se recuerda por mucho tiempo”, asegura Alberts. Agrega que el proyecto satisface “el interés creciente de las escuelas por enseñar a resolver problemas de la vida diaria. Los niños tienen diferentes habilidades y formas de interpretar lo que pasa en su entorno y esta es una puerta para que aprendan de maneras distintas”.
Otro aspecto destacable es que los padres también se involucran, porque los impresiona ver que sus hijos se hacen autónomos para trabajar y aprender pese a las situaciones de carencia que puedan tener. Muchos se acercan a los profesores para conocer el trabajo que hacen.
Preguntones
Y si bien los niños aprenden ciencia, también descubren cómo preguntar de manera inteligente. “Los docentes de enseñanza media se quejan de que estos niños llegan a sus cursos muy preguntones, por lo que hicimos talleres para que estos profesores aprendan a manejar su inquietud”, explica Patricia López. Asegura que en un futuro cercano la iniciativa -que cuenta con la colaboración de las academias de ciencias de EE.UU. y de Francia- se extenderá al ciclo prebásico. En la actualidad, Chile capacita a monitores de Paraguay, Panamá, Perú y Bolivia para que implementen este proyecto.
Al terminar la clase, los niños anotan sus conclusiones en su cuaderno, junto con sus reflexiones personales, casi como si fuese la bitácora de un investigador. Y aunque reconoce que no es el objetivo de esta experiencia, Alberts no puede dejar de sonreír al pensar que estos niños podrán ser sus colegas futuros.
Que les parece el uso de este modelo para la enseñanza de las ciencias? creen que deberia ser la manera en que se enseñe la ciencia a los niños?