A veces nos encontramos con alguien malhumorado que parece que nos ataca, ¿qué le pasa? ¿por qué me habla de esa manera si yo no le he hecho nada? Es más, !ni siquiera le conozco!
Trabajando en una tienda de eletrodomésticos un señor, que no había visto en mi vida, se me acercó con el ceño fruncido. Tenía con un cabreo monumental porque no encontraba una tarjeta de memoria para su cámara de fotos. Traía una de otra marca, que no le valía ( y que era carísima), y me echó una bronca, sin preguntar, como si yo fuera la responsable absoluta de poner los precios de las tarjetas y, poco menos, que de haberle destrozado la vida. Yo pensé !Dios, si le llego a dar un golpe con el coche, me mata! Los que trabajáis de cara al público seguro que me entendéis perfectamente.
Aristóteles decía: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.
No creo que la tarjeta de memoria fuera el problema, entonces ¿cuál era?, ¿por qué este hombre estaba tan enfadado?
Os voy a contar el cuento la tristeza y la furia de Jorge Bucay para que lo entendamos un poco mejor:
“Había una vez… un estanque maravilloso…(continua en el enlace)
Depresión - La furia: el disfraz de la tristeza. - No te contagies de los estados de ánimo negativos.