Primeramente, no llamo [I]filósofo [/I]a esos tipos que se jactan de serlo porque compraron un título en la universidad o porque “publicaron” algo (que nadie leyó), más bien, hago alusión a esos hombres y mujeres que trabajan con los pensamientos de la misma manera en que un náufrago arma una balsa para salir de la isla y volver a casa.
Siempre me ha llamado la atención, desde mis primeras clases de historia, que las revoluciones más sangrientas (y, a veces, absurdas) fueron por una causa desarrollada por algún filósofo: Tomás de Aquino y Agustín de Hipona con la Iglesia Católica; Platón, Voltaire, Rousseau y Montesquieu con La Revolución Francesa; Marx y Engels con el comunismo; Shopenhauer, Nietzsche y Heidegger con el Hombre-Nuevo del nazismo; Friedman, Hayek y Fukuyama con el neo-liberalismo; Peter Thiel y Larry Sanger con el control social a través de las tecnologías de la información (PayPal, Facebook, Wikipedia); etc.
Es cierto que han habido maravillas como los descubrimientos matemáticos de los filósofos Pitágoras, Pascal, Newton y Wittgenstein; o aquellos que buscaban una libertad más espiritual que material como los filósofos Descartes, Francisco Bilbao, Chejov y Sartre. No obstante, a éstos pensadores se les recuerda más como científicos o escritores.
También es curioso como la educación estatal anula la filosofía en los colegios públicos, y como los mejores colegios privados aumentan las horas de filosofía considerablemente. ¿Tendrá algo que ver la filosofía en esta “brecha social”?.
Incluso hay varias anécdotas con profesores de filosofía: algunos fueron sospechosamente asesinados (v.g. Ricardo Leiva del Instituto Nacional) y otros se convirtieron en asesinos. En ambos casos fueron íconos de la peligrosidad pasiva y activa, respectivamente.
Por último, en mi vida he tenido la suerte (?) de haber conocido a dos filósofos auténticos y reales. Ambos tenían algo en común: reconocían honestamente ser los malos de la película.
Sinceramente, prefiero que “la masa” siga bailando reguetón y viendo TV. Así los puedo controlar mejor.
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