En el invierno de 1954 remeció a los franceses cuando a través de un mensaje radial los llamó a ayudar a miles de hombres, mujeres y niños que morían de frío en las calles de París. Hoy, 51 años después, el abad Pierre, fundador de los Traperos de Emaús y una de las personalidades más populares de Francia, vuelve a sorprender. Esta vez la razón es su último libro Mon Dieu, pourquoi? (Dios mio ¿por qué?) -lanzado ayer-, donde cuestiona el celibato de los sacerdotes e, incluso, reconoce haber mantenido relaciones sexuales con mujeres después de su ordenación en 1938.
“Me ha sucedido ceder en forma pasajera (a la fuerza del deseo). Pero nunca tuve una relación regular, porque no dejé que el deseo sexual se enraizara. Eso me habría llevado a vivir una relación duradera con una mujer, lo que era contrario a mi elección de vida”, escribe en la obra, donde medita sobre algunos de los temas que generan debate actualmente en el mundo católico. Opiniones que, según el semanario francés L’Espress, son “una bomba en el tranquilo territorio del pensamiento cristiano” y que para la revista Le Point representan una “asombrosa confesión” frente a temas tabú.
“Héroe nacional”
El abad Pierre -o Henri Antoine Grouès, su verdadero nombre- es considerado en Francia un “héroe nacional”. Luchó en la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y fue diputado entre 1947 y 1951. Sin embargo, dejó su participación política tras fundar en 1949 la Comunidad de Emaús, un grupo dedicado a ayudar a los pobres y las personas sin techo en la Francia de postguerra. El abad Pierre inició entonces una intensa campaña mundial para ayudar a los pobres y su movimiento se extendió por el mundo. Hoy los llamados Traperos de Emaús operan en 47 países.
A sus 93 años el fundador de esta comunidad de ayuda social sigue activo. Así lo demuestra en Mon Dieu, pourquoi? donde no sólo reconoce haber cedido a sus deseos sexuales, sino también cuestiona la obligatoriedad del celibato en la Iglesia Católica. “Deberían existir sacerdotes casados y otros célibes que pudieran dedicarse a la oración y a la atención de los otros”, escribe, recordando que los apóstoles que acompañaron a Jesús no eran solteros. “En este tiempo de escasez de vocaciones sacerdotales, la Iglesia no debería privarse de ordenar a hombres casados”, agrega en su obra.
En el libro, critica a Juan Pablo II y a su sucesor Benedicto XVI por no permitir el matrimonio de los curas y por rechazar la ordenación sacerdotal de mujeres. “Nunca he entendido por qué afirmaron que la Iglesia no ordenará nunca mujeres”, escribe. “Esa afirmación presupone que esta práctica no iría de acuerdo con la sustancia misma de la fe cristiana. El principal argumento usado para explicar esta prohibición es que Jesús no eligió mujeres entre sus apóstoles. Un argumento que para mí no tiene nada de teológico, sino más bien es de naturaleza sociológico”, agrega en su libro.
En Mon Dieu, pourquoi?, el abad Pierre aborda también el polémico tema de las uniones homosexuales, a las que no se opone. Incluso va más allá y no se muestra tampoco contrario a la posibilidad de que los homosexuales adopten hijos. “El modelo parental clásico no es necesariamente garantía de felicidad y equilibrio para el niño”, sostiene. Sin embargo, según él las parejas de gays y lesbianas deberían usar el término “alianza” en lugar de “matrimonio”, porque éste último está “demasiado enraizado en la conciencia colectiva como la unión entre un hombre y una mujer”.
ven como todos los curas son malos jajajaja broma.
que opinan de que sacerdotes como este tengan una vision mas progresista de la sociedad