En la actualidad, en el ámbito educativo, se ha hecho cada vez más popular el término: “soft skills” o “habilidades blandas”, comúnmente empleado en áreas empresariales, y que hacer referencia a las competencias personales, sociales y emocionales deseables en una persona. La idea es que pueda destacar y cumplir de mejor manera con las actividades de aprendizaje, en el caso de los alumnos o de la docencia, de la enseñanza.
A diferencia de las “habilidades duras”, identificadas como aquellas que implican conocimientos académicos obtenidos con anterioridad, las blandas tienen que ver con aptitudes, rasgos de personalidad, conocimientos y valores adquiridos.
Lo complejo de las “Soft Skills” es que la mayoría de estas habilidades no pueden ser enseñadas y se relacionan con la personalidad de una persona.
A pesar de que pedagógicamente, sería muy importante que la mayoría de los docentes las tuvieran, en muchos casos no es posible enseñárselas de manera sistemática como un programa de estudios estandarizado.
- Capacidad resolutiva (resolución de problemas complejos), creatividad, innovación y adaptabilidad.
- Pensamiento crítico y analítico, capacidad de reflexión.
- Gestión de personas, negociación, capacidad de diálogo y habilidades comunicativas y organizativas.
- Predisposición para el trabajo en grupo, colaboración y apoyo a los compañeros.
- Inteligencia emocional, habilidades sociales, control de las emociones, capacidad de trabajar bajo presión, integridad, respeto, tolerancia, mentalidad abierta, flexibilidad, sentido del humor, optimismo y empatía.
- Formación continua y cultura general.
- Motivación, iniciativa, perseverancia, curiosidad e interés.
- Autonomía, autoconocimiento, responsabilidad, gestión del tiempo y sentido común.
- Valores y ética.
- Lenguaje gestual, corporal y no verbal.
¿Cuáles creen que son esenciales para la enseñanza y de cuáles podríamos prescindir?