Tuberculosis
En la imagen se ve la mano de un niño que presenta un aumento de partes blandas, incluso también del hueso de la falange, que aparece ensanchado, con áreas de esclerosis y múltiples áreas osteolíticas en distintas partes del esqueleto. El diagnóstico definitivo es de tuberculosis (TBC), con la clásica imagen de “espina ventosa”, una TBC quística que se ve en mayor proporción en niños.
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Lesiones de TBC ósea.[/CENTER]
Entre las condiciones infecciosas que pueden comprometer el hueso está el quiste hidatídico, que se puede ver en zonas endémicas de Chile. En la pelvis se puede apreciar una reabsorción extensa del hueso, que pasa la sínfisis pubiana y compromete el otro lado. Se trata de un cuadro que se conoce como osteolisis masiva, que algunos textos clasifican entre los cuadros tumorales de tipo vascular.
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Arriba, lesiones de cráneo; abajo, lesión con bordes aguzados (fase lítica del Paget/enfermedad de Paget en hueso largo).[/CENTER]
En el examen histológico, se observa un reemplazo del tejido óseo por tejido hemangiomatoso. Su etiología es desconocida, se observa más frecuentemente en la quinta década y se manifiesta una progresiva lisis ósea. El hueso ni siquiera alcanza a reaccionar, simplemente desaparece.
Las displasias óseas son raras, pero dan una imagen característica. En la osteopatía estriada o enfermedad de Voorhoeve, es clásico ver imágenes lineales, principalmente en las metáfisis; y en la mielorreostosis, el hueso simula una vela cuya cera se va derritiendo, como se puede ver en la siguiente imagen.
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Osteopatía estriada y mielorreostosis.[/CENTER]
Osteocondromatosis sinovial.
Es una metaplasia sinovial, con nódulos de cartílago que pueden o no calcificarse. Clásicamente, es monoarticular y de articulaciones de gran tamaño: rodilla, cadera, codo, hombro.
Los signos radiológicos son el derrame articular y los cuerpos óseos intraarticulares, que generalmente son de tamaño uniforme y pueden tener contornos escleróticos, con áreas más radiolúcidas y, en el centro, de nuevo formas escleróticas de forma laminada. El cartílago articular es básicamente normal en etapas precoces, es decir, no hay estrechamiento de los espacios articulares. También se pueden ver erosiones mecánicas por estos cuerpos óseos.
Se ve una osteocondromatosis sinovial con presencia de pequeños cuerpos cálcicos que permiten sospechar una lesión de tipo tumoral. Clásicamente, el espacio articular está conservado, puesto que los cartílagos no están alterados.
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Osteocondromatosis sinovial.[/CENTER]
Necrosis avascular/infarto óseo.
También se denomina necrosis avascular o aséptica. La RM es la más sensible de todas las imágenes, incluso más que el cintigrama óseo, en etapas más precoces.
En casos de necrosis puede haber una radiografía francamente normal o bien se puede encontrar la imagen de semiluna clásica decreciente. El espacio articular también se ve respetado, como se puede apreciar en la siguiente imagen.
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Osteonecrosis.[/CENTER]
En etapas más avanzadas, se puede ver áreas de esclerosis con colapso de la superficie articular, que el radiólogo debe mencionar, porque significa que el proceso ha pasado a otro estadío, en el que la situación es mucho menos reversible y el paciente puede ser candidato a una artroplastía.
La RM es muy útil en estos casos, donde se ven áreas de lesiones focales con un halo de hipointensidad en las secuencias T1.
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RM en la osteonecrosis.[/CENTER]
Los infartos óseos producen áreas cálcicas de contornos bien definidos, que obligan a hacer el diagnóstico diferencial con el encondroma. La diferenciación es difícil, pero, en general, la calcificación en el infarto es más lineal, con la periferia muy bien definida; en el encondroma es más nodular, más irregular, con imágenes reticuladas en semiluna.
Cuando hay ensanchamiento del hueso, es más probable que sea un encondroma, lo mismo que si hubiese compromiso de la cortical.
En las necrosis por radiación, siempre existe el antecedente. La radiología se caracteriza por destrucción, lisis, áreas de esclerosis, deformación, periostitis, trabéculas gruesas y complicaciones como la osteonecrosis, fracturas, infecciones y la más temida, que es la degeneración maligna. La complicación depende del sitio. En una paciente irradiada por cáncer cervicouterino se desarrollan alteraciones en las ramas del pubis que se ven como esclerosis y fracturas en hueso patológico.