En la actualidad, he leído que cada quien busca satisfacer sus necesidades de desarrollo profesional. Para lograrlo muchos deben encontrar ciertas actividades afines y satisfactorias y los expertos opinan que decidir la vocación as mucho más difícil para nosotros los jóvenes de hoy, pues existe un mayor número de empleos y carreras diferentes para elegir.
Sin duda, la elección de una carrera as uno de los conflictos a los que nos enfrentamos, ya que la decisión no se genere de manera espontánea e implica varios procesos de reflexión y análisis. En ese sentido, siempre he querido estudiar enfermería.
Ser enfermera o enfermero no es solo una profesión de apoyo médico. Se trata de tomar parte activa en una forma de vida y una labor social indispensable. La labor de un enfermero raramente es algo rutinario. Su componente de labor social, la dedicación intensa que con frecuencia se requiere y el trabajo de ayuda al paciente junto al hecho de ser un elemento imprescindible en el sistema sanitario actual, hacen de esta una profesión vocacional.
Sé que hablar de vocación de servicio en el área de enfermería es hablar de gran dedicación y esfuerzo personal, gracias a que engloba un conjunto de valores personales y conocimientos académicos específicos aplicables en la práctica y en momentos en los que la calma y la tranquilidad son recursos escasos. Pero, ¿es esto lo único que implica la vocación en esta elección de carrera?