Un investigador israelí del Hospital Maimónides (Rambam) de Haifa, Benjamin Brenner, experto trombosis y hemostasis, afirma que Jesucristo, en contra de una tradicional creencia, falleció por un coágulo sanguíneo y no desangrado en la cruz.
Según resultados de su investigación, que difunde hoy la publicación médica The Journal of Thrombosis and Haemostasis, el coágulo le habría llegado a un pulmón.
Brenner llegó a esa conclusión con el argumento de que Jesús, descendiente de una familia judía de Nazaret, en Galilea, en el norte de Israel, sufriría como otras personas de ese origen en esa zona de “trombofilia”, esto es, sería propenso a la trombosis.
El médico israelí sostiene que, aunque fue azotado antes de la crucifixión, la pérdida de sangre por las heridas que sufrió no habría sido suficiente para provocarle la muerte.
El deceso de Cristo, según una creencia tradicional, se produjo de tres a seis horas después del juicio en el tribunal de Poncio Pilato, una de las 14 estaciones del calvario en el casco antiguo de Jerusalén.
La revista de Asociación Médica de los Estados Unidos también mencionó en una edición de 1986 la posibilidad de que la muerte de Jesús hubiese sido consecuencia de una trombosis, pero finalmente concluyó que se la produjo una hemorragia a raíz de las heridas.
fuente :
http://www.latercera.cl/medio/articulo/0,0,3255_5726_140178416,00.html