Hace pocos días que he descubierto el blog que el periodista Ian Sample (en la foto) mantiene en The Guardian - algo así como “El País” en Gran Bretaña - y la verdad es que me encanta lo que dice y cómo lo dice, sobre todo por su sentido del humor (véase ¿Cuántos autobuses hacen falta para llenar un campo de fútbol?).
Su post de hoy toca un tema en el que yo había pensado más de una vez, especialmente cada vez que lees noticias científicas de este pelo: “Científicos descubren que la ingesta de nutrientes fulmina el sentimiento de hambruna”. Cosas en fin, para las que maldita la falta que hay de gastar fondos, ya que desde hace eones - gracias al propio sentido común y a la experiencia - están incorporadas a ese cajón de sastre llamado “cosas obvias”.
Sample comenta un caso (esta vez real). El del Doctor John Dury, psicólogo en la Universidad de Sussex, que estudió a un grupo de supervivientes que fueron testigos de los bombardeos a Londres durante la segunda guerra mundial. Este portento de la ciencia descubrió (ignoro después de cuantas horas de estudio) que cuando se dan sucesos traumáticos, las personas tienden a compartir su identidad y se ayudan los unos a los otros.
Tras una conferencia en la que hizo público su trabajo, un periodista le comentó al doctor Dury que esta era la clase de comportamiento del que cabía esperar que hubiese sido identificado hace bastante tiempo. La respuesta de Dury fue: “¿Este comportamiento ha sido identificado con anterioridad? Bueno, tal vez sea una de esas cosas de sentido común, pero en ciencia no ha sido reconocido”.
Como apunta Sample, por un lado esto sugiere la existencia de un mundo donde incluso los comportamientos manifiestamente aparentes no son reconocidos hasta que la ciencia los prueba y los caracteriza (algo que gustará a los racionalistas extremos). Pero por otro lado, da un poco de miedo y es descorazonador pensar que algunos científicos se encuentren tan lejos del mundo real como para estar ciegos frente al sentido común.
¿Tranquilizador o preocupante? Da que pensar…
Inspirado tras leer The science of common sense
(fuente: www.maikelnai.es)