La entrevista a Alicia Romo - Rectora y dueña de UGM

[B]Alicia Romo
Una clase magistral con la rectora[/B]

Fundó la primera universidad privada del país a principios de los 80 y hoy, a los 76 años, es el bastión más duro contra el conflicto estudiantil.

A Alicia Romo, la dueña, la rectora, setenta y seis años, viuda, ferviente católica, falda bajo las rodillas, blusa, chaqueta, zapatos, todo de riguroso negro, el pelo cano con mechones grises, los ojos achinados, la voz profunda, el rostro adusto, el cuerpo cansado, poco le importa el puntaje que un alumno que postule a su universidad, la Gabriela Mistral, haya sacado en la PSU. El examen que le importa es el que le hace ella misma cuando, sentada en su oficina atiborrada de papeles que huele a perfume de abuela, le pregunta: ¿Quién eres tú? Y acto seguido: ¿Cuál es tu peor defecto?. Y luego, apuntando hacia un florero al fondo de la sala: ¿Qué ves ahí?.

-A ver, dime tú, qué ves -insiste.

-Unos lilium naranjos mezclados con hojas de avellano.

-Qué más.

-Un florero.

-Pero qué más -dice elevando la voz.

-…

-Y los puedo tener diez minutos ahí y siguen diciendo cosas. El propósito es que se den cuenta de que cuando uno pone su atención en algo, que esa es la función del amor, uno empieza a descubrir. Y descubren la luz, la sombra, los matices, las texturas, todo. Me interesa conocer la persona y una vez que se conoce, se ve si es inteligente, si tiene valores.

-¿A Camila Vallejo la aceptaría en su universidad?

-La entrevistaría primero a ver si es inteligente y tiene valores.

-Damos por sentado que es inteligente.

-Yo no estoy tan segura. Ella se aprendió muy bien un discurso que le enseñaron en Cuba y que se lo repasa aquí permanentemente el Partido Comunista.

-¿Cómo definiría el perfil de sus alumnos?

-Buenas personas con valores y sentido de familia, con ganas de crecer.

-¿Si alguien es homosexual, puede entrar a estudiar acá?

-Ojalá que no.

-¿Por qué?

-Porque es una lástima. Pero si acaso una persona es tranquila y no tiene pretensiones y está consciente de que lo suyo es un tema especial, distinto y raro, a lo mejor.

-Gabriela Mistral era lesbiana.

-No. Eso no es cierto. Eso no es verdad. Eso nadie ha podido probarlo.

-Está escrito en sus cartas con Doris Dana.

-No. No.

-¿Las leyó?

-No.

Alicia Romo fundó la primera universidad privada del país cuando salió la ley que lo permitía a principios de los 80, para lo que compró un proyecto fallido que ya venía con el nombre puesto, el de la poetisa.

-La admiro tremendamente por su literatura, por su poesía, pero más que eso, no. No nos identificamos con su pensamiento ni nada por el estilo.

-¿Ha pensado cambiarle el nombre?

-Tal vez, pero no lo he trabajado nunca.

-Usted tiene un cierto parecido físico con ella.

-¿De adónde? No. Nada.

Alicia Romo es hija de un ex alto funcionario de Ferrocarriles y de una dueña de casa, fervientes católicos. Estudió Derecho en la Universidad Católica y se dedicó en sus primeros años al derecho penal. Sus idas a visitar presos en las cárceles la impulsó a estudiar Criminología, para lo que se radicó en París, donde también estudió Administración de Empresas. Allí conoció a su marido, el argentino Arnaldo Merbilhaa Coustere, con quien tuvo tres hijos. De regreso en Chile trabajó para la dictadura militar, fue directora de Industria y Comercio del Ministerio de Economía; también de Dirinco, el antiguo Sernac y participó en el comité que redactó la Constitución de 1980. No estuvo relacionada con la educación, hasta cuando se promulgó la ley que permitía fundar universidades privadas. Ahí tomó la oportunidad. La Gabriela Mistral es la más antigua de todas. Una que tiene ciertas peculiaridades. Es una empresa familiar, donde los funcionarios de confianza o son parientes o personas muy cercanas a Alicia Romo.

-¿Por qué trabaja sólo con gente conocida?

-Porque es mi estilo.

-¿Qué es lo que le gusta de ese estilo?

-La confianza. Trabajar tranquila sin tener que estar mirando a los lados. Cuando uno no tiene confianza plena, tiene que estar mirando a la gente y anda mucho más preocupada. Además, si esta es una empresa familiar que la he hecho con un esfuerzo tremendo y con el apoyo de toda mi familia, lo lógico es que mis hijas trabajen conmigo. Todos mis hijos estudiaron acá pudiendo haber estudiado en cualquier parte.

-¿No se habrán sentido obligados?

-Nunca. Ellos sintieron el deber de hacerlo. A mí me interesaba que estudiaran aquí porque yo sabía que lo que nosotros estábamos haciendo era muy bueno. Y mientras estudiaron aquí, nadie supo que eran mis hijos. Nunca di el apellido de mi marido.

-¿De dónde es el apellido? No lo había escuchado nunca.

-Vasco francés. ¿Y cómo sabes tú el apellido?

-Google.

Alicia Romo evita a toda costa perder el control. Es la dueña, la rectora, entrevistadora, preside las comisiones de los exámenes de grado. No acepta el dinero del aporte fiscal indirecto que da el Estado a las universidades para que el Estado no pueda pedirle nada a cambio. Asegura que desde que se creó el AFI podría haber recibido a lo menos 20 millones de dólares del Estado. Y cada carrera que imparte su universidad, la rectora Romo la estudia en profundidad antes de embarcarse. Medicina, por ejemplo, no está. A Alicia Romo no le gusta la sangre.

-Yo no puedo conocer a fondo la carrera de Medicina si tengo problemas con la sangre. Yo no podría entrar a una autopsia ni a una operación, y mientras yo no conozca a fondo algo de lo que yo quiera hacer, no lo voy a hacer.

-Podría contratar a un experto.

-Es que yo no me voy a confiar en lo que alguien me diga, tengo que saber yo.

-¿Por qué es tan desconfiada?

-No es ser desconfiada. Si yo quiero una institución que sea de color verde, la quiero verde. Uno es dueña de tener la institución del color que quiere, la mía es verde.

Su universidad se hizo famosa, no tanto por sus logros académicos, sino porque se les prohíbe a las mujeres las faldas cortas y los escotes pronunciados, y a los hombres los bermudas, los aros y el pelo largo. También porque acá no hay centro de alumnos.

-La universidad entera está organizada para escuchar a los alumnos. A esta oficina puede venir cualquier alumno a hablar conmigo.

-Entonces lo que a usted no le gusta es la capacidad de organización.

-No es eso. Aquí se pueden organizar los clubes de lo que quieran inventar. Lo que no me gusta es la representatividad en términos políticos. No me gusta que alguien me diga: “Yo represento a todo este curso” o: “Nosotros pensamos…”.

-Así funciona la democracia.

-A mí no me gusta, pues.

-¿No le gusta la democracia como sistema político?

-Está agotado.

La Universidad Gabriela Mistral es una corporación sin fines de lucro. Funciona en varios inmuebles en la calle Ricardo Lyon y Ladislao Errázuriz que son propiedad de la “Sociedad inmobiliaria y administradora de establecimientos” vinculada a Alicia Romo y a su familia. Según el informe de Dicom, los avalúos fiscales suman 2.638 millones 577.125 pesos.

La figura de dueños de universidades sin fines de lucro, que lucran a través de los arriendos de los inmuebles a sus mismas universidades, ha sido duramente cuestionada y el ministro de Educación, Felipe Bulnes, prometió que hará cumplir el espíritu de la norma, que de esa manera se estaría burlando. Incluso hay un proyecto de ley en estudio que prohibiría esta práctica. Hace unos meses, el entonces ministro de Educación, Joaquín Lavín, se vio envuelto en una polémica por su participación en la Universidad del Desarrollo, de la cual fue socio fundador. El tema no le agrada a Alicia Romo.

-Cómo funciona el tema del lucro en su universidad?

-¿Lucro?

-Lucro.

-Nosotros somos sin fines de lucro y lo hemos cumplido religiosamente toda la vida y lo seguiremos cumpliendo siempre.

-¿Usted se gana la plata de los arriendos?

-¡No! -grita-. Quién le dijo que yo gano con los arriendos. No, no, no. No ganamos plata con los arriendos. Usted me está prejuzgando.

-Le estoy preguntando.

-Uno tiene derecho a cobrar por las inversiones que uno hace una cantidad justa y razonable. De esa cantidad justa y razonable, a veces cobramos algo, a veces no cobramos nada. Una cantidad importante de nuestros bienes están entregados en comodato precario a la universidad.

-Esta casa es suya.

-No. Es de una sociedad.

-Que es suya.

-Claro, por supuesto.

-Y esta casa la pudo comprar…

-Con mis bienes, mis créditos, mis platas.

-Usted no burla el espíritu de la ley, entonces.

-Nunca hemos burlado el espíritu de la ley y creo que los demás tampoco.

-Entonces, ¿por qué está toda esta polémica con el lucro en las universidades?

Vuelve a gritar:

-¡La inventó políticamente el Partido Comunista! Si es un eslógan para tirar basura para todos lados. No es más que eso.

-Pese a que usted está en Providencia, ¿se sintió tocada por el término “cota mil” que acuñó el cura Felipe Berríos?

-Esas son tonteras. El padre Berríos dice cosas que no corresponden. Hay que rezar para que el Señor lo ilumine, para que sirva más y diga menos.

-Está en África.

-Bueno, va a aprender a hablar en burundí ahí.

Alicia Romo hoy vive sola, ha sobrevivido a un aneurisma cerebral y trabaja jornadas que pueden terminar a la medianoche. Durante esta entrevista se nota cansada.

-Estoy vieja -dice.

Lo que la desvela es el futuro de su universidad cuando ella ya no esté.

-¿Ha pensado en vender la universidad?

-Nunca, jamás. Lo que he estado pensando desde hace muchos años, es cómo asegurar su trascendencia. Quiero que cumpla mil años y siga siendo la misma universidad. Eso hay que asegurarlo con alguna conexión con algún grupo de la Iglesia.

Ha tenido conversaciones con los Sodalicios y la Legión de Cristo. De Marcial Maciel, el fundador de esta congregación, que mantuvo una doble vida, abusó sexualmente de seminaristas y tuvo hijos, opina:

-Es un hombre pecador. Pero fíjese que el Señor se vale de repente de un pecador para hacer una obra fantástica.

-Hubo gente que lo encubrió.

-Esos son infundios. Nunca conocí a Maciel, pero si lo hubiera conocido lo hubiera calado. Como estudié Criminología, tengo ojo.

-Como católica, ¿de qué manera le han afectado los casos de Karadima y la monja Paula?

-No confundamos las cosas. Somos seres humanos con debilidades y cualquier persona se puede caer. Nunca se puede decir, de esta agua no beberé. La situación de Las Ursulinas es distinta. Ahí no hay nada que esté probado. La madre Paula, lo que hizo fue permanecer durante mucho tiempo al mando de la comunidad. No hay ninguna cosa que se pueda decir de la madre Paula. Yo tampoco sé de lo del padre Karadima, yo no hago juicios, vamos a ver lo que pasa más adelante.

-Pero, ¿cómo le afecta a usted?

-Duelen esas cosas. Duele que de pronto se levante una sospecha y los medios de comunicación lo elevan a la primera importancia.

-¿Y no es de primera importancia?

-Es que nunca son de primera importancia las cosas importantes. Si yo dijera que hay que cambiar el sistema de educación, que es de la primerísima importancia en este país, jamás lo van a poner en primera página.

-Sale todos los días en primera página.

-El día que el Papa se juntó con los jóvenes en España, salió una cosita abajo en El Mercurio. Pero Camila Vallejo sale arriba, sale grande, estupenda, es tan bonita además.

-El tema de la educación ha estado todos los días en todos los diarios y noticieros.

-Sí, pero es el tema negativo, el incidente, no es el tema de la educación. En este país no se ha hablado de educación nada, nada, nada.

[B]“Lo que no me gusta es la representatividad en términos políticos. No me gusta que alguien me diga: ‘Yo represento a todo este curso’ o: ‘Nosotros pensamos…’”.

“Nunca conocí a Maciel, pero si lo hubiera conocido lo hubiera calado; como estudié criminología tengo ojo”.

Sobre el lucro: “¡Lo inventó políticamente el Partido Comunista! Si es un eslógan para tirar basura para todos lados. No es más que eso”[/B]

Fuente: Revista Sábado del El Mercurio
Periodista:Sabine Drysdale
(sábado 5 de noviembre de 2011)

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http://diario.elmercurio.com/2011/11/05/el_sabado/_portada/noticias/5928481E-ACDA-43A7-B92F-4C6EDB511243.htm?id={5928481E-ACDA-43A7-B92F-4C6EDB511243}

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