Recuerdo con nostalgia esos días, aquellos en donde algunos leguleyos nos sentabamos a defender nuestras posiciones sobre algún tema intrascendente mirado desde el punto de vista jurídico.
Pero ahora veo con espanto, con más flojera y desencanto como los leguleyos se están restringiendo a transcribir teorías creadas por ya algunos más viejitos que nosotros, a veces hasta muertos.
Señores, les hago un llamado a usar las neuronas, a crear teorías propias, a analizar el derecho con el estomago, con el corazón, con la pasión propia de un leguleyo que aún no sucumbe ante la desigualdad, la flojera, lo asqueroso del ejercicio de la profesión. Qué les esta pasando (nos está pasando), que solo se transcriben las notas de clases, que nadie acaso es un pensador del derecho.
Qué acaso está todo dicho, no creo que acá haya alguien que no me encuentre razón. Somos sangre nueva en esta profesión, como no vamos a poder discutir temas novedosos, o antiguos temas desde posturas interesantes.
Me da pena ver que ustedes, y a veces yo también, sucumbo ante lo cuadrado de esta profesión. Lo dice la ley, eso es, punto.
No sean fomes, no sean obstusos, no se cierren. Por favor, demuestren acá esa labia que ha de tener un abogado, eso que nos hace especiales, pero no quiero leer discursos baratos de politiquería, por favor, quiero ver apasionantes discusiones sobre cosas del acontecer.
Saludos a mis colegas, de una leguleya un tanto enfadada por los temas posteados.