Los bebés no son tan inocentes como pretenden


Tanto si tratan de negar el ataque a la caja de galletas o haber roto un juguete, todo los niños mienten a sus padres en elgún momento. Pero ahora parece que los bebés aprenden el arte del engaño mucho antes de lo que se sospechaba con anterioridad.
Los expertos en comportamiento descubrieron que los bebés comienzan a mentir apenas al cumplir los seis meses. Las trolas sencillas les ayudan a entrenarse para los engaños más complejos a los que se enfrentarán en el futuro.
Hasta ahora, los psicólogos habían pensado que los cerebros en desarrollo no eran capaces de controlar el dificil arte del engaño hasta que no tenían 4 años de edad.

Realizando estudios en más de 50 niños, y entrevistas con sus padres, la doctora Vasudevi Reddy, del departamento de psicología de la Universidad de Portsmouth, afirma haber identificado siete categorías de engaño empleados entre los seis meses y los tres años de edad.
Los niños aprendieron rapidamente que emplear tácticas tales como fingir el lloro y la risa falsa les ayudaban a llamar la atención. A los ocho meses, otros engaños más difíciles se hacían aparentes, como ocultar actividades prohibidas o intentar distraer la atención de los padres.
A la edad de dos años, los niños pequeños pueden emplear otras técnicas más enrevesadas, como tirarse un farol cuando se les amenaza con un castigo.
La doctora Reddy afirma: “Fingir el lloro es una de las formas de engaño que primero emerge, y los bebés la usan para obtener atención, incluso aunque no pase nada malo. Se puede detectar, porque tras fingir el lloro hacen una pausa para poder escuchar si su madre responde, antes de llorar de nuevo.
“Esto demuestra claramente que son capaces de distinguir si lo que hacen está teniendo efecto. Esto es, en esencia, lo que hacen todos los adultos cuando mienten, solo que cuando se es adulto, la mentira adquiere una carga moral”.
Reddy añadió: “Más tarde lo hacen de forma más sofisticada diciendo: ‘No me importa’, cuando se les amenaza con un castigo - cuando es evidente que si les importa”.
La doctora cree que los niños empiezan a emplear las mentirijillas para descubrir cuales son las que mejor funcionan según la circunstancia, y también aprenden las consecuencias negativas de mentir demasiado.
Traducido de Babies not as innocent as they pretend