La Real Academia Nacional de Medicina de España presentó el primer diccionario de términos médicos redactado íntegramente en español, obra que incorpora 65.000 acepciones de un total de 51.727 entradas sobre enfermedades, partes del cuerpo, técnicas de diagnóstico o tratamientos, medicamentos, utensilios y reseñas biográficas.
En el mundo existen aproximadamente 400 millones de hispanoparlantes, de los cuales cerca de un millón son personas cercanas al mundo de la medicina. Por este motivo, la reciente presentación de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANM) viene a llenar un importante vacío que había quedado pendiente desde fines del siglo XVII, cuando la idea se planteó por primera vez pero no se concretó. Se trata de la elaboración del primer diccionario de términos médicos en español, obra con un valioso contenido lexicográfico, que sin dudas se convertirá en un documento de referencia que normalizará la terminología médica para una parte importante de la población.
A diferencia de otras publicaciones, ésta se caracteriza por haber sido pensada, elaborada y redactada en español, por tanto no es sólo una traducción desde el idioma inglés u otro, lo que evita una serie de inconvenientes propios de ese proceso. Aspecto relevante si se considera que uno de los objetivos más importantes de este diccionario es abrirse a todos los sectores sociales y convertirse en una herramienta de apoyo no sólo para médicos y especialistas, sino que también para las personas que tengan inquietudes por interiorizarse en el área o, simplemente, clarificar o responder alguna duda que haya surgido después de recibir el diagnóstico de una determinada patología.
La sociedad que habla y vive en español, y con ella sus profesionales sanitarios, llevaba tiempo demandando una obra de referencia que sirviera de guía en el cada vez más complejo mundo del lenguaje médico. Por fin los más de 400 millones de personas que hablan nuestro idioma tienen a su alcance una obra de lexicografía médica tan ambiciosa como las escritas en otros idiomas. Un trabajo que ha tenido en cuenta la realidad de España y de los países de Latinoamérica, y que viene a potenciar el papel de esta lengua en la comunicación médica y a reforzar la conservación y enriquecimiento de nuestro patrimonio lingüístico”, comenta el profesor Manuel Díaz-Rubio, presidente de la RANM y de la Asociación Latinoamericana de Academias Nacionales de Medicina (ALANAM).
El diccionario médico, editado por la Editorial Médica Panamericana, incorpora 65.000 acepciones de un total de 51.727 entradas sobre enfermedades, partes del cuerpo, técnicas de diagnóstico o tratamientos, medicamentos, utensilios y reseñas biográficas. Además sus contenidos consideran 25.435 sinónimos y variantes, información etimológica e histórica de 6.672 palabras y 27.000 observaciones lingüísticas y técnicas sobre el uso correcto de los términos, entre otras características. Desde que comenzó el proyecto hasta su publicación transcurrieron seis años de intenso trabajo, desarrollado por destacados académicos y reconocidos especialistas.
Para sus autores “ya no hay excusa para decir o escribir salmonela (la bacteria) y salmonelosis (la enfermedad) como si fueran lo mismo; o hablar de rash pudiendo hacerlo de erupción cutánea o exantema; confundir eutanasia con suicidio asistido; o para ignorar que el depresor lingual es abatalenguas en México y bajalenguas en el resto de Latinoamérica”.
Uno de los objetivos planteados al momento de comenzar la elaboración de este diccionario fue revertir, o al menos reducir, una tendencia natural que se presenta debido a la necesaria especialización del léxico: el alejamiento entre los profesionales de la medicina y los ciudadanos, vínculo cada vez más importante debido a la relevancia que adquiere actualmente la comunicación efectiva para fortalecer esta relación y así garantizar tratamientos adecuados. La obra, aseguran en la RANM, se convertirá en una herramienta que estará a disposición no sólo de médicos, enfermeros o farmacéuticos, sino que también de biólogos, periodistas, químicos, pacientes, estudiantes o juristas, los que encontrarán información, normas de uso y recomendaciones de gran utilidad para aclarar conceptos dudosos y denominaciones equívocas. Es un libro que más allá de definiciones, sinónimos y etimologías, indica los errores más frecuentes y la forma de corregirlos, además de alertar al lector frente al riesgo de confusión entre términos o conceptos parecidos. También recuerda normas gramaticales u ortográficas y advierte sobre fallos habituales, traducciones incorrectas o formas viciadas.
En resumen, este inédito diccionario médico se constituye en una herramienta de gran utilidad, acuciosamente trabajado, sin anglicismos, de exposiciones claras, prácticas y sencillas, que incluso considera disciplinas habitualmente postergadas como citología e histología, biología molecular y bioestadística. Un acierto académico que responde a los objetivos que lo motivaron y que se encamina con sólidos argumentos a convertirse en una obra de referencia médica, que además abre las puertas de la medicina a toda la población hispana y acerca al ciudadano común al ámbito científico.