…Leibniz es la embriaguez. Y con esto no quiero descalificar la fuerza filosófica de ese poema que es la Monadología.
“Cada porción de materia puede ser concebida como un jardín lleno de plantas; y como un Estanque lleno de peces. Pero cada ramo de la planta, cada miembro del animal, cada gota de sus humores es, a su vez, un jardín o un estanque semejante.” (parágrafo 67)
“Y aunque la tierra y el aire interpuestos entre las plantas del jardín, o el agua interpuesta entre los peces del estanque no sean ni planta ni pez, contienen, sin embargo, peces y plantas, aunque frecuentemente sean de una sutilidad imperceptible para nosotros.” (parágrafo 68)
Habría que preguntarse que comprende Leibniz por la “infinitud de mundos posibles”. Pues esa infinitud pudiese consistir en una especie de arte combinatoria, en la cual ciertos elementos constitutivos del mundo se combinaran hasta el infinito sin que tales elementos sufrieran alteración sustanciales. Por ejemplo, que todas las naciones actuales sobre el mundo fuesen otras y con otros nombres pero fuesen naciones al fin: dios se movería en los límites de la ficción, de la verosimilitud o mundanoformidad.
Creo que Leibniz da señas de comprender eso, pues en los anteriores citados parágrafos, visualiza estos mundos SÍ existentes y microscópicamente paralélos, según la arquitectura fenoménica de este mundo nuestro.
Ahora… esto no puede ser preciso… Leibniz dice en el parágrafo 53:
“…como hay una infinidad de universos posibles en las ideas de Dios y como no puede existir sino sólo uno de ellos, es necesario que exista una razón necesaria de la elección de Dios, la cual le determine a uno antes que a otro.”
Leibniz supone que “sólo un mundo puede existir”. La existencia es un ámbito “exclusivo”. ESto nos obligaría a pensar (buscando seguir a Leibniz) que esos mundos micorscópicamente “paralelos”, no son otros mundos, sino que llanamente es el tejido de este nuestro mundo mismo. Y ello explicaría por que cumplen con el mismo patrón arquitectónico. Quizá el pensamiento de dios sí trasciende los límites de la ficción, la verosimilitud o mundamoformidad.
El que, en la escama de un pez gupi haya un jardin en que quizá haya un járdinero y demás seres humanos (Leibniz no dice que en las replicas microscópicas hayan seres humanos; pero si hay járdines, somos tentados a imaginar jardineros)… nos obliga a preguntarnos por el significado de “mundo”. El mundo es UNO… Y ¿es que podemos conceder que el jardinero del jardín de la escama del pez gupi EXISTE en el MISMO mundo? Si decimos que nos es el mismo mundo… diremos (contra Leibniz) que EXISTEN multiples mundos. Y la EXISTENCIA, esa exlusividad fundamental ¿que sería?
Ahora… la pregunta por la universalidad, sería la pregunta por el ARTE RETÓRICA de DIOS. Dios delibera, en medio del gran ruido de los mundos imaginarios que disputan el don de la existencia en su cabeza.
Por una parte:
Dios pudo pensar todos los palmos y todos los tiempos de cada unos de esos mundos… pero pensó MUNDOS… ¿Dios no pudo pensar otra cosa que no MUNDOS? ¿que no hay otra cosa en que pensar que en MUNDOS? si respondemos que dios sólo puede pensar en mundo, o que a dios sólo se le ocurre pensar mundo… podemos preguntar (buscando la UNIVERSALIDAD) ¿qué es propio de cualquier mundo, cuál su esencia?
Por otra parte:
En medio del gran ruido de los mundos que él mismo ficcionó… Dios delibera, elige el mejor… aquel que CUMPLE cierto axioma, cierta dignidad que es el PATRÓN que DIOS SIGUE… y dona la gracia excluyente, toca con su dedo un mundo y este EXISTE.