SANTIAGO (Reuters) - Sólo por el azar de la naturaleza, el árido y casi inexpugnable cordón montañoso del norte de Chile se convertirá en unos días más en los ojos del mundo para ver una de las mayores hazañas del hombre en el espacio.
El 4 de julio una sonda enviada por la agencia espacial de Estados Unidos, la NASA, chocará con el cometa “Tempel 1” para obtener por primera vez datos sobre la formación del sistema solar y la mejor visión se conseguirá, por lejos, desde dos observatorios ubicados en el norte del país sudamericano.
De todos los observatorios astronómicos del planeta, La Silla y Cerro Paranal, del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), situados en dos zonas de cielos muy limpios en Chile, ofrecerán las mejores imágenes con un total de siete gigantescos telescopios apuntando al cometa.
“Chile está muy bien posicionado, porque tenemos los observatorios más potentes del mundo que seguirán antes, durante y después del choque al cometa,” dijo a Reuters Olivier Marco, astrónomo francés de la ESO.
“Es la primera vez que los humanos van a intentar modificar la superficie de un cuerpo del Sistema Solar y las mejores imágenes las captaremos desde el norte chileno,” agregó.
COBRE DE EXPORTACION ESPACIAL
El norte de Chile no sólo será testigo privilegiado del choque con el cometa: la sonda está revestida con cobre extraído también de esta zona del país.
El metal rojo es el principal producto de exportación de Chile, equivalente a un 45 por ciento del total de los envíos anuales.
La sonda, que la NASA mandó en enero al espacio, fue construida con cobre de la mina El Salvador, una filial de la enorme minera estatal chilena Codelco, la mayor productora mundial del metal.
“Los científicos eligieron este metal, entre otras razones, por su alta pureza (99,99 por ciento) y baja afinidad para reaccionar con otros elementos para formar compuestos,” dijo una fuente de Codelco.
Cuando se produzca la colisión, a una velocidad de 36.000 kilómetros por hora, el cobre adosado a la sonda se evaporará totalmente y no interferirá durante las mediciones y análisis tras el choque dejado por la sonda de unos 360 kilogramos.
IMPACTO PROFUNDO
Una vez que la sonda impacte al cometa, a una distancia de 120 millones de kilómetros de la Tierra, los científicos esperan que una parte de la materia se desintegre y se disipe una enorme cantidad de gas.
La misión espacial de la NASA, denominada “Impacto Profundo” en alusión a la taquillera película dirigida por Mimi Leder, pretende descubrir moléculas que se han conservado intactas y libres de contaminación por millones de años.
“Lo que pase en el espacio será súper breve. El satélite va a chocar con el cometa, se van a sacar algunas fotografías y ahí finalizó la misión. Lo que pase después es lo interesante y eso se va a monitorear durante varios días desde nuestros telescopios,” dijo Marco.
Astrónomos en Chile han calculado que la energía liberada tras el choque sería mayor a la de una bomba atómica, generando un cráter en el cometa del tamaño de una cancha de fútbol, con una profundidad de unos siete pisos.
Pero otros modelos predicen que el cometa, de unos seis kilómetros de largo y de dos metros de ancho y alto, simplemente se tragaría el proyectil sin mayores efectos visibles.
Las primeras imágenes y datos obtenidos tras la colisión del cometa serán divulgados por los observatorios del norte chileno durante la tarde del lunes.