Para los astrobiólogos, la Tierra es lo primero


Los científicos deberían observar la naturaleza mediante microscopios, y no telescopios, para buscar vida en otros planetas; según se desprende de un informe publicado el pasado 6 de julio por el consejo Nacional de Investigación de los EE.UU. (órgano dependiente de la Academia Nacional de Ciencias). El informe urge a emprender más investigación en la Tierra – tanto en laboratorios como en medioambientes extremos, tales como los manantiales termales de Yellowstone – para así poder comprender el potencial que la vida tiene para diferir drásticamente de la nuestra en cuanto a su química. Sin realizar esta clase de trabajos, advierte el informe, las futuras investigaciones correrán el riesgo de encontrar vida en el espacio y no ser capaces de reconocerla.

Según el informe, preparado por un comité de químicos, biólogos, geólogos, y astrónomos, la búsqueda de la vida en otros planetas se ha visto obstaculizada por nuestras suposiciones terracéntricas – por ejemplo la que asume que la vida depende del agua. Aún así, el comité sugiere que líquidos como el amoniaco o la formamida (un derivado de ácido fórmico también llamado metanamida), podrían servir como disolvente para los compuestos celulares. Ciertamente, ya se han detectado mezclas líquidas de agua y amoniaco en el interior de la luna de Saturno, Titán, que es considerada por el comité uno de los cuerpos del sistema solar más prometedores para la vida extraterrestre.
El informe anima a los científicos a adoptar un enfoque “triple” a la hora de buscar vida extraterrestre: investigación en laboratorio, en el campo y en el espacio. Los químicos necesitan crear vida en el laboratorio empleando bloques de construcción que no hayan sido usados por los organismos que habitan en la Tierra. La investigación ya indica que los cuatro nucleótidos que componen nuestro ADN no son las únicas posibilidades en genética – un alfabeto de 12 letras también podría componer perfectamente un código genético. Los estudios de campo en ambientes extremos, tales como el desierto quasi-marciano de Atacama en Chile, o las aguas Árticas, podrían hacer surgir organismos con una bioquímica tremendamente diferente a la nuestra. Combinando esta clase de trabajos de laboratorio, de campo y las misiones espaciales, estaríamos mejor equipados para encontrar vida extraña.
Este informe es realmente una “hazaña” comenta la geocientífica Catherine Freeman, de la Universidad del Estado de Peensylvania en State Collage, y “articula los riesgos de centrarse en la vida tal y como ya la conocemos”. El informe anima a que la NASA aborde algunas “preguntas profundas”, comenta Steven Benner, de la Fundación para la Evolución Molecular Aplicada en Gainesville, Florida. “¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo nos originamos? Estas son algunas de las cuestiones fundamentales”.
Traducido de Earth First for Astrobiologists (Por Marissa Cevallos – 6 julio 2007)

seria bueno eso…ademas es mas que sabido que los cientificos conocen más cosas del espacio que cosas del mismo planeta…la preocupación debiese empezar por casa…la cantidad de recursos usados para investigacion espacial es inmenzamente mayor a la que se usa en investigacion en la tierra…y eso no debiese ser tal…