[quote=www.elfrancotirador.cl]
[B][U]UCPN o “la carreta antes de los bueyes”.[/U][/B]
[I]1) Resolviendo un problema que no existe[/I]
Nuestro primer PC fue un 486 de 33 Mhz con 4 MB de memoria. Era lo último en 1992 y la gracia costó 1.200.000 pesos, un esfuerzo que pocas familias podrían permitirse. Hoy, una máquina de prestaciones exponencialmente superiores ronda los 160.000 pesos. Es decir, cuesta 7 veces menos.
Aceptémoslo: con caídas promedio anuales del 5%, el costo de un PC es cada vez menos un problema. De hecho en 2008 la crisis hundió los precios un 14.3% y se espera que este año bajen de 10% a 15% más. En China ya se encuentran bagatelas por 89 USD, menos de lo que Negroponte habría presupuestado.
Y es que salvo en países endémicamente pobres, adquirir un PC es un asunto que el propio mercado está resolviendo. No nos extrañe entonces que dentro de 5 años o menos, los computadores alcancen (o asimilen) a los televisores, un producto ubicuo hasta en el más humilde de los hogares con acceso a servicios básicos.
No es una idea mía. Jakob Nielsen tocó este punto en 2006 al señalar que de las 3 etapas de la brecha digital, la económica es la más evidente pero la que menos debe ocuparnos. Mucha más atención requiere la brecha de la usabilidad (era que no), que impide a un 40% de la población -con baja literacidad o discapacidad- aprovechar la web, debido a la falta de tino en su diseño.
Sin embargo el principal dilema es la brecha del conocimiento (empowering divide), o cómo hacemos que la gente con acceso a una computadora realmente obtenga beneficios en su vida diaria; aprenda, participe y contribuya, o aumente su productividad.
Ese es el verdadero desafío, que preferimos llamar inclusión digital. Y como verán enseguida, no depende de poseer o no un PC.
[I]2) Usar un martillo no te convierte en mueblista[/I]
Voy a contarles una pequeña anécdota: tiempo atrás, la hija adolescente de una amiga nos pidió el PC familiar para hacer un trabajo escolar, ya que carecía de uno en casa.
Consciente de ello me ofrecí a enseñarle cómo se usaba, pero la chica desechó mi iniciativa encendiendo el computador, lanzando Word, Firefox y -subrepticiamente- Messenger antes de que siquiera pudiera indicárselo.
Regresé a mis asuntos, pero pronto escuché su llamado desde la habitación contigua. Mientras acudía me sonreí pensando en qué la habría detenido. ¿No sabría configurar la impresora? ¿Se le habría extraviado la opción de interlineado?… nada de eso:
“Oye, Christian -me preguntó con el documento todavía en blanco- ¿cómo se redacta una introducción?”…
No requiere demasiada investigación descubrir que el sistema educacional chileno es paupérrimo, con niveles de lectura o cálculo rayando en lo absurdo. Como escuché años atrás a un ponente de la Fundación Chile, [B]¿de qué sirve alfabetizar con “Cursos de Word” cuando el chileno promedio no es capaz de redactar una carta?[/B]
El riesgo de campañas como UCPN u otra entrega masiva de computadores es que -involuntariamente- promueven la idea de que el acceso a la tecnología basta por sí sola para resolver los fallos de nuestra educación cuando, sin un plan que la respalde, un “eso lo vemos después” puede tener consecuencias desastrosas.
Un ejemplo: en 2005 el gobierno de Rumania lanzó una iniciativa muy similar a Yo elijo mi PC, entregando cupones que subsidiaban hasta un 75% de la compra de computadores para las familias más humildes, junto con regalarles un paquete de software educativo.
¿El resultado? En 2007 investigadores estadounidenses hallaron que en la mayoría de los casos los equipos se transformaron en máquinas distractivas, reduciendo las horas frente al TV pero también el tiempo de hacer los deberes escolares. Los paquetes de software fueron masivamente ignorados y muchos chicos acabaron con peores calificaciones que antes de tener el PC.
Lo notable es que sólo en los hogares donde hubo una autoridad paterna o materna supervisando el uso del PC, éste fue realmente de ayuda. Un amargo descubrimiento también para varias escuelas de Nueva York que, tras 7 años sin resultados positivos, han decidido replantearse la incorporación de computadoras a sus clases.
Así como no puedes convertir a la gente en maestros mueblistas por sólo repartirles martillos, los computadores no tienen un verdadero impacto en la educación sin un guía que oriente el aprendizaje. Y en nuestro país son precisamente estos guías quienes han sido los más ignorados: los profesores.
(Y antes que lo olvide, es un estereotipo que los jóvenes sean tecnológicamente diestros en forma innata. Otro estudio de Nielsen se percató de que no operan un sitio web mejor que un adulto, sobre todo porque tienen una menor habilidad lectora, capacidad de investigación insuficiente y muy poca paciencia).
[I]3) Profesores: el eslabón perdido.[/I]
Cuando relacionamos a los docentes chilenos con la tecnología, encontramos 2 tipos de profesores. Los primeros la miran con una mezcla de temor y resentimiento. Les impusieron repentinamente una nueva forma de hacer clases, donde tienen la sensación constante de ser ‘humillados’ por alumnos que saben mucho más que ellos.
Como averigüé mientras reporteaba los altibajos del proyecto Enlaces, por desgracia parecen ser la mayoría.
Los segundos han cambiado su paradigma. No tratan de ser omniscientes, sino guías y motivadores. No temen experimentar con las nuevas tecnologías durante sus clases ni menos decirle al propio alumno “enséñame”.
Lo convierten en una oportunidad.
Conocí muchas de estas experiencias en el Seminario TICs para el Desarrollo, al que la UFRO tuvo la gentileza de invitarme a fines de 2007. Experiencias similares a las del profesor Carlos Carreño, que pese a tener un laboratorio de computación en ruinas, lo ha convertido en un ejemplo vivo de superación para sus alumnos.
Ellos son la demostración de que una real mejora en nuestra educación no reside en la cantidad ni el poder de las máquinas (que claro, siempre se agradecen), sino de tutores capacitados en el uso del PC como un recurso pedagógico.
Esa es la clave para evitar el círculo vicioso de profesores que se ‘alfabetizan’ digitalmente sólo para copiar sus apuntes de Word a PowerPoint, o que aprovechan la hora de computación para dejar a los alumnos jugando mientras se toman un café (sí, lo confesaron en la DAEM de Concepción).
Incluso el Plan Ceibal de Uruguay -tantas veces citado por UCPN como ejemplo a seguir- es un proyecto mucho mayor que la sola entrega de equipos, coordinando los esfuerzos de gobierno, profesores, padres y alumnos. De hecho 3 de sus primeras conclusiones son elocuentes:
» Los computadores NO generan actividad por sí solos.
» La actividad la orienta el profesor.
» Es crucial la capacitación y motivación de los maestros.
¿Es necesario agregar algo más? ¡Oh sí! Conectividad.
[I]4) Lo que en realidad necesitamos…[/I]
No me malinterpreten: todos nos alegramos de que cada vez más niños -sobre todo de escasos recursos- tengan acceso a un computador (yo mismo aporté mi granito de arena en su oportunidad). Sin embargo nos llevamos a un engaño que para otros es política y económicamente rentable si pensamos que con ello estamos redimiendo nuestro grave déficit educacional.
Si en verdad queremos un futuro mejor como país -y como uno de recursos limitados- debemos comenzar por exigir que el Estado entienda que el desarrollo digital va más allá del ámbito económico, y que su rol coordinador y regulatorio es imprescindible.
Que requerimos capacitaciones y conectividad (¡pero de verdad!), sin abandonarlos a la conveniencia de la empresa privada como ha sucedido históricamente.
Los proyectos de fibra óptica en Aysén y de conectividad inalámbrica rural son pasos gigantescos en este sentido, pero insuficientes sin instructores y un cuerpo docente que los aprovechen de forma efectiva en beneficio de la población (por ello sigo subrayando que antes de UCPN, prefiero UCPP [Una Capacitación por Profesor] o UCPC [Una Conexión por Comunidad]).
Quizá sólo entonces podremos dejar de parafrasear a Juan Ignacio Pozo con eso de que en educación [B]“tenemos herramientas del siglo XXI, con profesores del siglo XX que usan métodos del siglo XIX”[/B].
Cuesta admitirlo, pero lo que queremos no siempre es lo que necesitamos.[/quote]
Este artículo me pareció muy interesante, ya que toca casi todas las dudas que a mí me nacieron respecto a esta iniciativa del gobierno (y más encima que sea justo en año de elecciones… hum).
¿Qué opinan?
Slds.