[COLOR=“DarkOrchid”][FONT=“Courier New”]Primeramente darles una frase hermosísima de Crisóstomo que explicita la resiliencia
[CENTER]“Los árboles que crecen en lugares sombreados y libres de vientos se hacen blandos y fangosos; los árboles que están a la intemperie, golpeados por los vientos se hacen más robustos que el hierro”.
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Bueno, el término, para quienes no saben, deriva etimológicamente del latín resilere, que significa: saltar hacia arriba, volver a entrar saltando, rebotar, apartarse, o desviarse; y del anglicismo recilence o resilency: resistencia de los cuerpos a los choques o “stress”, recuperarse, ajustarse.
A pesar de que es original de la física, capacidad de los materiales de volver a su forma cuando son forzados a deformarse (por una presión deformadora), en las ciencias sociales se utiliza esta “metáfora” para describir fenómenos observados en personas que a pesar de vivir en condiciones de adversidad, son capaces de desarrollar conductas que les permiten una buena calidad de vida.
Frente a esto, uno puede, y sería legítimo, decir que “soy resiliente”, bueno quizás no en todo aspecto pero en más de algún momento de mi vida lo he sido. Ahora bien, para quienes estamos inmersos en esta bellísima carrera y que en nuestro día a día estaremos sometidos y bajo un mundo de complejidades ajenas y obviamente las propias (como todos) ¿tendríamos que ser más resilientes que “los demás”? Creo que es un buen tema a reflexionar y a discutir… dejo la palabra[/FONT][/COLOR]