Durante más de una década, la técnica de la distracción ha sido investigada y aplicada con éxito en la práctica clínica, con el fin de reducir el dolor asociado a determinados procedimientos médicos. La aplicación de la distracción se basa en el supuesto de que la percepción del dolor tiene un importante componente psicológico en el cual la cantidad de atención dirigida al estímulo nocivo modula la percepción del dolor.
Las técnicas de la distracción se basan en la capacidad limitada de la atención del paciente, dando como resultado la reducción de la atención respecto al estímulo con la consiguiente reducción del mismo. Se ha asumido que el distractor ideal requeriría de una cantidad óptima de atención implicando múltiples modalidades sensoriales (visual, auditiva y kinestésica), una implicación emocional activa y la participación del paciente para competir con las señales de los estímulos nocivos.
Las técnicas de distracción avanzadas (TDA) desarrolladas recientemente usan imágenes en 3-D combinadas con estímulos dinámicos de audio, haciendo más probable que cumplan los requisitos de un distractor ideal que los métodos tradicionales de la distracción tales como mirar una película o jugar un videojuego sencillo.
Las TDA emulan situaciones de la vida real con alta validez ecológica, y las posibilidades son infinitas. Por ejemplo, hasta ahora los usuarios podían elegir entre volar en avión, conducir coches, descender esquiando desde la cumbre de una montaña, explorar edificios y muchas actividades más.
En este estudio se han revisado las publicaciones “peer-reviewed” acerca de TDA y dolor para determinar la efectividad e importancia clínica de las TDA induciendo analgesia. Los resultados sugieren que las TDA pueden reducir significativamente el dolor asociado a las intervenciones médicas. La inducción de analgesia fue clínicamente relevante en la mayoría de los casos, especialmente en pacientes que presentaron niveles muy altos o insoportables de dolor. Se encontró que los niveles de ansiedad se veían reducidos durante la exposición y que los efectos secundarios, como “simulator sickness”, eran escasamente observados.
Aunque algunos estudios todavía se siguen centrando principalmente en los aspectos tecnológicos y en la efectividad de las TDA, los aspectos psicológicos están adquiriendo una mayor consideración. Varias características de la personalidad (como la absorción y la disociación) han sido identificadas como determinantes importantes del grado de involucración de los usuarios, posiblemente modulando la efectividad del progreso tecnológico. Por ejemplo, algunos pacientes perciben la reducción del campo visual (debido al casco audiovisual) y la pérdida de conciencia de las actividades del medico como una pérdida de control resultando en un aumento de ansiedad y dolor; mientras otros dan un valor positivo al hecho de que no pueden ver y estar conscientes de las actividades del médico.
Podemos concluir que las TDA son muy efectivas como inductoras de analgesia, y que pueden reducir la cantidad de analgésicos tradicionalmente administrada. Este nuevo campo de estudio puede empezar a avanzar más allá de su actual fase inicial poniendo más énfasis en la metodología y los aspectos psicológicos.
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Andreas Wismeijer Philips
Departament de Psicologia Clínica i de la Salut
Universitat Autònoma de Barcelona
E-mail: m.rosa.massa@upc.edu