<style type=“text/css”>P { margin-bottom: 0.21cm; }</style> El cambio de nombre a la ex calle Avenida 11 de Septiembre, actual Nueva Providencia, ha generado diversos comentarios del espectro político casi, exigiendo que a los vecinos se les pregunte si quieren cambiar el nombre del lugar. Sin embargo ¿Por qué debería ser así? Si bajo nuestras normas institucionales -y las de casi todas las democracias- nosotros, como ciudadanos, elegimos a quién nos represente en una alcaldía, un parlamento y, como ocurrirá en noviembre, en un país.
“El sistema está corrupto” es una de las frases, ya cliché, que se puede escuchar y leer en las movilizaciones y los graffitis en las calles. Sin embargo y, de forma casi paradójica, los que avalamos que siga estando igual o más corrupto somos nosotros, los ciudadanos. El motivo es simple, si sabemos que el candidato a diputado que tenemos en nuestra circunscripción es corrupto, no votamos en su contra, muy por el contrario, no votamos, dándole libre cabida a sus adherentes (los que reciben bonos y créditos estatales) a que lo reelijan una y otra vez. Esto ocasiona que el sistema se corrompa cada vez más.
Otro punto interesantísimo, es los fallidos intentos de “deslegitimar” que los jóvenes realizamos al no ejercer nuestro derecho a voto. #Yonoprestoelvoto ha sido una iniciativa que, fuera de destruir el sistema democrático chileno, lo fortalece, porque si dejamos votar a los mismos viejos de siempre, por los mismos corruptos de siempre, lo único que hacemos es permitirles que se mantengan por 4 u 8 años más. Si quieren decirle a estos “tipejos” que no les gustan, hagan lo mejor, vote nulo, que deslegitima 10 veces más que simplemente no votar, porque no se presta a interpretaciones.
¿Votarás en las presidenciales?