Una investigación de la cadena CNN y la revelación de que el fiscal general de Louisiana, Charles Foti, indaga si los médicos practicaron la eutanasia a sus pacientes en los hospitales y asilos de ancianos durante la crisis del huracán Katrina en Nueva Orleans ha desatado un debate valórico importante en Estados Unidos.
Al parecer, algunos doctores y enfermeras del Memorial Medical Center, el hospital donde se centra gran parte de la investigación, contactaron a las autoridades con posterioridad a los hechos para acusar a algunos de sus colegas de haber inyectado alguna sustancia a sus pacientes terminales tres días después de ocurrido el huracán. Según ellos, sus colegas pretendían ayudarlos a morir en circunstancias en que los equipos médicos no funcionaban por falta de electricidad, y por escasez de agua y alimentos, en que el edificio estaba rodeado de agua y cuando las perspectivas de rescate parecían nulas.
Cuando las autoridades pudieron llegar al hospital varios días después del huracán, encontraron 45 cadáveres. Once de los pacientes habian fallecido antes del huracán, pero el resto falleció durante la crisis.
El doctor Bryant King y una jefa de enfermeras, Fran Butler, han comentado a la Fiscalía y a CNN que fueron testigos de varias discusiones al interior del hospital sobre si se debía aplicar la eutanasia a los pacientes para aliviar su sufrimiento. Aunque King dice no haber sido testigo de una muerte asistida, afirma que “la mayoría de la gente sabe que ocurrió algo que no debió ocurrir”. El médico explica que, en efecto, las condiciones eran terribles: “No había electricidad, no había agua, hacía calor y los pacientes empezaban a morir”. Tanto King como Butler aseguran haber oído comentarios sobre las discusiones entre el personal del hospital sobre la conveniencia de practicar la eutanasia a los pacientes terminales en esas circunstancias. King asegura también haber visto a un médico con varias jeringas que ofrecía a los pacientes “aliviar su padecimiento”.
El estado de los cadáveres hace difícil que las autopsias ordenadas por la Fiscalía produzcan resultados determinantes.
La revelación ha desatado de inmediato una discusión valórica acerca de la eutanasia. Actualmente, la ley de Lousiana que prohíbe el suicidio asistido entraña una pena de 10 años de trabajos forzados. Esta ley, sin embargo, permite excepciones en el caso de los doctores que interrumpen el tratamiento a solicitud del paciente. En Oregon, una ley conocida como Muerte con Dignidad y que actualmente es materia de litigio en la Corte Suprema de Estados Unidos, dice que sólo puede practicarse la eutanasia cuando hay un expreso deseo del paciente y a ese paciente le quedan menos de seis meses de vida. Tres doctores deben acreditar esa condición.
Varios académicos del campo de la ética médica han opinado en un sentido y otro desde que se dio a conocer la información. Robert Orr, de la Asociación Médica y Dental Cristiana, afirma que los doctores que aceleraron la muerte de algunos pacientes, en lugar de evacuarlos mientras el agua que rodeaba el hospital seguía subiendo, “suscita una importante discusión sobre lo que puede esperarse de los individuos en circunstancias tan arduas”. Añade, además, que él mismo podría haber actuado igual: “Me niego a hacer juicios de valor retrospectivos desde la comodidad de hoy sobre unas conductas que se dieron ante situaciones extremas. Yo mismo no sé cómo hubiera reaccionado”.
fuente la tercera.
que opinan de este dilema etico si fuese real el hecho, hubisen practicado eutanasia a los pacientes.