[COLOR=Navy]Tiene sólo 12 años y fue creado por un grupo de pobladores de Chucuito
Templo del Falo: Ruina arqueológica peruana es montaje para atraer turistas [/COLOR]
En las noches de luna llena las agencias de viaje organizan ceremonias de fertilidad que se repletan de ansiosas viajeras.
Hace años comenzó el peregrinaje. Poco a poco los viajeros del mundo comenzaron a escuchar sobre unas ruinas incaicas harto más pequeñas que Machu Picchu, que prometían compensar el tamaño sanando a los estériles que se acercaran a conocerlas.
Así, los 81 falos de Chucuito, un pequeño pueblo peruano enclavado a orillas del lago Titicaca, comenzaron a atraer gente que buscaba terminar con los problemas de fertilidad o que simplemente quería fotografiarse frente a los erguidos monolitos del Templo de los Falos.
Para que ya no sigan cayendo más incautos hay que decir que este santuario -el más famoso del sureño estado de Puno- fue “construido” hace doce años por un grupo de pobladores convencidos por una autoridad local de ese entonces, contó la agencia española Efe.
Aunque no todo es mentira. El recinto donde fueron colocadas las erectas piedras sí es obra de los incas. Incluso los mismos monolitos fueron creados por esa civilización, claro que con el objetivo de amarrar los techos de paja y atar caballos y llamas afuera de las casas.
Rolando Paredes, director del Instituto Nacional de Cultura de Puno (INC), contó que el lugar donde fue improvisado el polémico templo era un “ushno” o centro ceremonial desde donde se daba la bienvenida a los equinoccios y los solsticios que regían la agricultura de los antiguos habitantes.
“La gente ha creado un mito”, explicó Paredes, arqueólogo. El templo ha ganado en fama y misticismo. De hecho está por aparecer como estrella de esta zona fronteriza con Bolivia en la guía oficial de atractivos turísticos de Puno.
Cientos de viajeros llegan al empobrecido pueblo a buscar milagros. Cuando hay luna llena, las agencias de viajes ofrecen a los turistas, en su mayoría de EE.UU., paquetes que constan de una sentada en los falos pidiendo por la fertilidad perdida o nunca habida.
Y si la visita llega en un día cualquiera será sorprendida por niños listos para convertirse en improvisados y preparados guías. Lo primero que hacen es contar que el “Inca Uyo”, como también se le llama al lugar, tiene 17 siglos de antigüedad y que desde antaño sirvió para conseguir embarazos esquivos. “Las mujeres estériles tenían que traer nueve hojas de coca y chicha de maíz morado, se sentaban en el falo y echaban la chicha: si iba a los costados no podría tener hijos, y si iba al centro tendría hijos”, cuenta Tania Sayri Tupac, una niña de ocho años que creció escuchando el cuento.
Juan Palao, historiador especializado en Chucuito, cree que es el “colmo” que se hagan ceremonias con turistas “haciéndoles creer que así tendrán hijos”. Habrá que ver si los extranjeros escuchan a las voces disidentes y se dan cuenta que cerca del Titicaca no podrán encontrar los hijos que desean.
[COLOR=Navy]Q les parece?
habra mas lugares asi?[/COLOR]