Desde que el hombre vive en sociedad y existe el poder y la diferenciación, ya sea de orden económico, intelectual, bélico; existen personajes que sedientos de gloria, amor personal y lujuria han intentado hacerse con las riendas del poder para su beneficio propio, diferenciándose de los Reyes en que obran para su beneficio personal* y no de sus gobernados. Pero en tiempos de esplendor del mundo heleno y la guerra de la democracia en contra del oligarquismo, surge un cargo o magistratura llamada Tirano, que en su significado real, nada tiene que ver con lo que nosotros entendemos por esto, pues la labor del tirano era ordenar una situación caótica y anárquica que necesitaba de una mano firme, logrando muchas veces sendos resultados, enriqueciendo la cultura, economía, etc. al alero de la paz que estos imponían, pero que cohartaba el natural sentido de libertad humana.
Si en un Estado eminentemente desordenado, y en el que realmente no hay opciones de entendimiento, donde corre la sangre y el terror acecha las calles: ¿no es mejor dejarse llevar por ese tirano de la antigua Grecia?, que ordenaba la situación y propiciaba el desarrollo en pos de el bienestar de su pueblo y no para su beneficio personal. A mi me parece completamente factible, la historia nos ha demostrado que los pueblos progresan estando unificados.
Pero a su vez el pasar de los años nos ha demostrado que en la mayoría de los casos los tiranos obran pesimamente, oprimiendo violentamente a la oposición y naciones vecinas, bajo pancartas llenas de falsedad y fanfarria, como lo hicieran los gobiernos totalitarios de la Europa del siglo XX.
Con esto puedo esbozar 2 conclusiones muy contundentes respecto a la soberanía de un Tirano:
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Si bien los propósitos son muy loables y cumple a cabalidad con esto, y cito a Hitler que pudo levantar del mismisimo abismo a una nación al borde de la quiebra, llevando el progreso industrial y económico a su cenit. Lo único detestable de esto son LOS MEDIOS PARA LLEGAR A ESTOS FINES, que suelen ser en todos los casos la violencia, el racismo, la represión, el belicismo, etc. que francamente arruinan la labor hecha de los tiranos. Si estos ocuparan otros medios para llegar a sus fines serían los soberanos perfectos, que creo un gobierno democrático jamás podría lograr, pues los grupos grandes y plurales de gente nunca se ponen de acuerdo, y abundan mas las críticas que los aportes constructivistas.
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De existir tiranos como los de la antigua Grecia el mundo no viviría preocupado de las sediciones, el materialismo o cosas tan banales; sino que nos conducirían al progreso y el bienestar, pero tal cuadro es imposible, dada la naturaleza critica y liberal del ser humano, que por más que lo intente nunca soportará a un tirano, ya que esa palabra siempre será una excusa para generar revueltas.
Si hasta en nuestro país tenemos un caso latente: Augusto Pinochet, que si no hubiese ocupado los medios que utilizó para ordenar Chile, su figura no sería reprochada. Lamentablemente las violaciones a los derechos humanos tienden a opacar lo bueno de su labor, y lo convierten en un mal tirano que merece el repudio de su figura en la Historia.
Y para finalizar, respondo a la pregunta: ¿los tiranos son un mal necesario?, puedo responder con certeza que si fuese un tirano actual, si es un gran mal, pero si trajeramos a un Pisístrato a nuestros días, si lo considero un “mal” necesario.
(*) La política, Aristóteles.