Influencia y notoriedad, dos atributos ansiados habitualmente y que desde la llegada de Twitter han cobrado un nuevo auge. Hasta el momento los caminos que llevaban hasta esos atributos eran bien conocidos y al alcance de unos pocos. De siempre se ha dicho que si aparecías en televisión tenías mucho camino ganado. Pero con el advenimiento de los blogs el panorama ha cambiado: no hay más que observar el elenco de nuevos “personajes públicos”, anónimos hasta la fecha para la mayor parte de mortales, pero bien conocidos dentro de una “blogosfera” que cada vez llega a más gente.
Pero ésta es gente que lleva varios años a pie del cañón, escribiendo, opinando y dejando constancia de sus pensamientos. ¿Qué ocurre con los recién llegados? Todos queremos tener nuestro pequeño o gran espacio de influencia y notoriedad, que no significa que tengamos que ser conocidos por una amplia mayoría. Más bien es que dentro de nuestro ámbito profesional, sí se tengan en cuenta nuestras opiniones. Qué seamos referencia para nuestro público objetivo
Ante la verdadera crisis por llegar la escasez de tiempo para atender a tanta información por parte de nuestro público objetivo, ¿cuál sería la herramienta que no deberíamos descuidar bajo ningún concepto? A mí no me cabe duda de que es Twitter. Y lo es por varias razones:
- es lo más nuevo: la novedad es un potente imán para atraer la atención de las personas. Y todo empieza por ahí, si no consigues captar la atención, del resto olvídate.
- se actualiza en sólo 140 caracteres: más fácil, imposible.
- es sencillo de seguir: basta con seleccionar a aquellos personajes que te interesan.
- permite lo mejor de dos mundos: brevedad y extensión. Brevedad por lo conciso del mensaje, rápido de elaborar y leer y al mismo tiempo extensión porque puede apuntar a una reflexión más amplia, en nuestro blog o en el foro que queramos referenciar.
- permite una comunicación diaria, continua. Crea afinidad como ninguna otra herramienta.