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“Como rancagüino y cristiano estoy dolido e indignado. La verdad es que este señor merecería que lo quemaran vivo”, reclamó Sergio Valenzuela, cooperador habitual del hogar Pequeño Cottolengo de Rancagua, luego de que el sacerdote que lo dirigía fuera detenido por presuntos abusos sexuales contra un niño de 13 años, deficiente mental y en situación de abandono.
El Juzgado de Garantía de la capital de la Sexta Región prohibió difundir el nombre y el rostro del padre, a pesar de que es sumamente conocido en la ciudad. Sus iniciales son J.E.G.E. y se investiga su participación en otro ataque sexual contra un adolescente de 17 años, también del hogar.
El Pequeño Cottolengo pertenece a la Obra Don Orione, que ayer emitió un comunicado firmado por el superior Gustavo Valencia. El texto dice que “es efectivo que un menor presenta rasgos de haber sufrido abuso sexual” y que “nosotros hemos sido los primeros en informar de lo ocurrido a todos los organismos competentes”.
La fiscal Carolina Suazo añadió que recibieron la denuncia la semana pasada y que los abusos podrían ser reiterados. “Hay antecedentes que lo vinculan como autor de los hechos, no obstante estamos esperando diligencias y por eso pedimos la ampliación de la detención”, aclaró.
El abogado defensor Julio César López dijo que el acusado se declaró inocente y que “tenemos la certeza de que él no es (culpable)”.
El sacerdote fue detenido a las siete y media de la mañana de ayer por detectives de la Brigada de Delitos Sexuales de Investigaciones. El subcomisario Iván Mieville contó que “él estaba tranquilo, porque se lo esperaba”.
Fuente: LUN
¿Qué opinan los facultativos, enjuiciaremos este hecho de la misma manera que el caso “Lavanderos”?