Mientras viajaba a santiago el domingo, lei un comentario en lun que me pareció interesante… y lo comparto con Uds.
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Florencia Browne
Domingo 24 de Julio de 2005
[I][B]Es una cruel ironía que en internet los foros se llamen foros: deberían llamarse bolsas de gatos o divanes, pues en ellos es posible hablar sin escuchar, tirar la piedra y esconder la mano, engañar, traicionar y, a pesar de todo, sentir que se forma parte de una comunidad.[/B][/I]
Hace un par de meses, una periodista de “El Mercurio” de Valparaíso me preguntó por qué motivos yo escribía columnas de opinión y, como me dio pudor decirle la verdad (la verdad es “no sé por qué lo hago”), le dije que si fuera más joven y tecnologizada tendría un blog. Si fuera más joven y tecnologizada: si no me diera pavor la noción de diálogo en un cybercafé, la soledad intrínseca del chat, la flagrante contradicción del messenger que fomenta y a la vez atrofia las relaciones personales.
La comunicación digital promete unir lo que está separado en una sola red de navegantes, aunque en realidad, para gran parte de la tripulación, es una fría ilusión que distancia, aísla y narcotiza mediante conversaciones virtuales a la gente que está más sola que un clavo. En ese sentido, es una cruel ironía que los foros se llamen foros: deberían llamarse muros de los lamentos o bolsas de gatos o divanes, pues en ellos existe la posibilidad cierta de hablar sin escuchar, de tirar la piedra y esconder la mano, de mentir, engañar, traicionar, levantar falsos testimonios y, a pesar de todo, sentir que se forma parte de una comunidad.
Seguramente hay un foro para afinadores de pianos, cuyos integrantes comentan enfervorizados la última novedad en cuerdas japonesas para el modelo Yamaha de media cola, y también otro foro sobre la fabricación del foie gras, en el cual cada quien da sus recetas para engordar más y mejor los gansos. Seguramente hay foros de todo tipo, pero es un hecho que la mayoría -o al menos los más concurridos- son unos gritaderos cuyos decibeles aumentan a medida que disminuye la capacidad expresiva de los participantes, plagándose de letras mayúsculas y signos de puntuación que, al tratar de simular por escrito los intranscriptibles matices de una conversación viva y gestual, se transforman en alaridos.
Los blogs son la cima de una montaña de foros, un oasis -o un infierno- de libre albedrío y expresión: si nadie nos escucha en la muchedumbre, podemos monologar frente al espejo de la pantalla y esperar que algún curioso se asome a husmear nuestras interesantísimas opiniones y experiencias. Sin embargo, aunque la sensación de anular la soledad mediante un solo clic puede ser deliciosa, también puede volverse dramática si se tiene conciencia del vacío que produce el “mar de información”, que es un mar cuya superficie está completamente tapizada de botellas con un mensaje adentro.
Y, si yo arrojara una botella más, ¿se mantendría a flote o se iría al fondo, que por lo demás debe estar lleno de botellas hundidas? Al parecer, esa pregunta es bastante ridícula y da casi lo mismo cuál es la respuesta, porque en la red da casi lo mismo todo. De hecho, apenas termine de escribir este párrafo haré lo que hace tiempo debí haber hecho: abrir un blog personal. Como esta misma página, si flota flota y si se hunde se hunde. En buenas cuentas, el problema de los blogs no es su potencial masividad, sino el abismo que produce la imagen de todos los blogs juntos, de todas esas vidas aferradas a una ciudad que, aparte de no garantizarnos en modo alguno su verdadera existencia, está hecha de puros callejones sin salida.[/QUOTE]
Que opinan… tiene razón?
como se sienten al respecto? !letras!