El millón de televidentes diarios que tiene sólo en Estados Unidos el programa religioso El Club 700 fue testigo, la noche del lunes, de un polémico llamado del telepredicador norteamericano Pat Robertson. El pastor conservador y ex precandidato presidencial republicano sugirió al Mandatario George W. Bush que asesine a su homólogo venezolano, Hugo Chávez, para frenar el comunismo y el Islam.
Robertson, de 75 años, fundador de la Coalición Cristiana de EE.UU., dijo en el programa -que se emite desde 1966- que Chávez era un “peligro terrorífico” para Estados Unidos y convenía asesinarlo antes de que convirtiera a Venezuela en una “plataforma de lanzamiento para la infiltración comunista y el extremismo musulmán”. “Tenemos la capacidad para eliminarlo y creo que ha llegado el momento de ejercer esa capacidad”, agregó.
“No necesitamos otra guerra de US$ 200 mil millones para deshacernos de, ustedes saben, un dictador autoritario”, prosiguió, en referencia a la guerra en Irak. “Es mucho más fácil enviar agentes clandestinos a hacer la tarea de una buena vez”. “Es mucho más barato que iniciar una guerra”, enfatizó Robertson.
Ajeno a la polémica, Chávez -durante una escala en Cuba antes de volar a Jamaica- dijo que “nos cuidaremos cuando tengamos que cuidarnos”. "Yo no sé quién es la persona ni conozco (a Robertson)’’, señaló. "Ahora, lo que opinen, ni me va ni me viene’’, manifestó.
Sin embargo, el Vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, pidió a Washington que actúe contra lo que calificó una declaración “criminal” y “terrorista” del predicador evangélico. “¿Qué va a hacer el gobierno norteamericano frente a esta declaración criminal de un ciudadano de ese país? La pelota está en el campo norteamericano”, dijo Rangel. El embajador de Venezuela en EE.UU., Bernardo Alvarez, también reclamó una fuerte condena de la Casa Blanca al llamado de Robertson. “Esto es un acto terrorista”, señaló.
Incluso en la oposición, el candidato presidencial Julio Borges y el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Baltazar Porras, se sumaron al repudio a la petición de matar a Chávez.
.Washington se distanció rápidamente de las declaraciones del pastor evangelista. Tras admitir diferencias con el gobierno de Caracas, el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, manifestó que los comentarios de Robertson fueron “inapropiados”. "Esta no es la política del gobierno de Estados Unidos. No compartimos su posición’’
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